Las primeras inspecciones técnicas confirman que el derrumbe de la torre octogonal del castillo de Cullera se produjeron por las filtraciones de agua. Lo que todavía no se ha averiguado es por qué se desprendió parte de una fortificación que se restauró hace tan solo nueve años.
El arqueólogo municipal, Quique Gandía, visitó ayer el lugar junto al arquitecto que realizó el proyecto de rehabilitación de la torre, el cual se llevó a cabo en 2010. Ambos realizaron una imprea inspección ocular de la fortificación afectada por el desprendimiento. Cabe recordar que se trata de una de las torres musulmanas, en este caso almohade cuya cronología se sitúa entre los siglos XII y XIII, que formaban parte de las murallas del primitivo castillo.
Aunque los técnicos intentaron subir a la zona más elevada de la fortificación para continuar con su inspección, no pudieron alcanzar dicha parte debido al fuerte viento que reinó durante la jornada de ayer, marcada todavía por la presencia de la DANA. No obstante, su visita fue suficiente para corroborar lo que ya se sospechaba en la tarde del lunes, cuando se hicieron las primeras valoraciones. Tras comprobar la torre octogonal, ambos contrastaron que la zona que se vio afectada por el derrumbe fue, precisamente, la que se rehabilitó hace tan solo nueve años. De hecho, se percataron que, debido a las filtraciones de agua, se había desprendido toda la parte de obra nueva.
No obstante, los técnicos no descartan que el desprendimiento no se produjese, única y exclusivamente por las últimas lluvias, sino que podría deberse a la acumulación de varios episodios de precipitaciones anteriores, circunstancia que aún está por determinar.
A la espera del Consell
Después de estos primeros pasos realizados para intentar esclarecer los motivos del desprendimiento, el ayuntamiento cullerense se mantiene a la espera de una nueva inspección, ésta a cargo de los técnicos de Patrimonio de la Conselleria de Cultura, quienes se desplazarán hasta la torre octogonal para ver qué tipo de medidas se pueden tomar ante las circunstancias producidas y afrontar una nueva rehabilitación que evite que se repita este episodio.
El desprendimiento se produjo tras una intensa jornada de lluvias en la que se alcanzaron registros pluviométricos bastante elevados. En el caso de Cullera, en unas 18 horas, se contabilizaron algo más de 125 litros, concretamente en la playa de Sant Antoni.
