La primera impresión es la de que la costa de la comarca se ha salvado de la catástrofe que puede acarrear un temporal marítimo con fuerte oleaje. No obstante, siempre existe el temor a que los daños sean considerables. Especialmente en las playas. Aunque por lo que respecta a desperfectos materiales, la incidencia ha sido realmente baja; los ayuntamientos aguardarán a que el episodio de climatología adversa concluya por completo para comprobar si existen graves problemas de erosión en el litoral. Todavía en la tarde de ayer, la Murta lideró los registros pluviométricos y recogió más de 80 litros en dos horas.

Olas de varios metros de altura y rachas de fuerte viente han azotado con virulencia el litoral de la comarca. Aunque la sensación que existe es que la situación podría haber sido peor: «En cuanto a daños materiales, seguramente tengamos pocos. Pese al oleaje, lo cierto es que el mar ha estado relativamente tranquilo. Podría haber sido mucho peor», explicó ayer la concejala de Medio Ambiente de Sueca, Carmen Pérez, que reconoció a continuación: «Seguramente, nos encontraremos con daños en la playa. No obstante, hasta que el episodio no acabe no podremos valorar con exactitud la magnitud del problema».

El litoral de la comarca ha sufrido en múltiples ocasiones los efectos del temporal. Las playas de la Ribera adolecen de graves problemas de erosión, con casos que han sido verdaderamente preocupantes. Ya sea El Perelló, el Mareny de Barraquetes o el Brosquil, la imagen del mar engulléndose la arena se ha repetido una y otra vez. En esta ocasión ha vuelto a suceder, aunque los temporales no siempre van acompañados de estas consecuencias. Podría darse el caso de que la marea realice aportes de arena, aunque no es la tendencia habitual. Cabe recordar que en los últimos años se ha tenido que recurrir alguna que otra vez al traslado de arena en grandes camiones para recomponer los daños en el litoral.

En la tarde de ayer, la arena apenas era visible en El Perelló mientras que rocas de gran tamaño quedaron depositadas en la playa de Les Palmeres. Con todo, el alcalde de la entidad local menor, Juan Botella, relativizó los daños: «El mar se ha comido la playa, pero no hemos apreciado daños en el espigón, así que la situación está más o menos controlada. Únicamente tenemos que lamentar la caída de una puerta del polideportivo y en los invernaderos de la cooperativa, pero nada más grave».