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Un sexto vecino de Carcaixent vio también el infierno de Mauthausen

? Los investigadores descubren que Francisco Soler Alcoy estuvo poco más de un mes en el campo de exterminio austriaco ? Fue capturado por los nazis tras verse forzado al exilio tras la Guerra Civil

Homenaje a los familiares de los deportados celebrado este año. v.m.p.

Francisco Soler Alcoy nació en Carcaixent el 14 de mayo de 1915. Pasó por Mauthausen y se desconoce, a día de hoy, donde murió. La investigación histórica ha podido constatar que su nombre amplía, un poco más, la ya larga lista de ribereños que pasaron por el conocido como Infierno sobre la Tierra, los campos de exterminio que diseñaron los nazis para aniquilar a sus rivales políticos o a aquellos que no consideraban útiles y dignos en la configuración de su raza aria. Con Francisco Soler Alcoy son ya más de cuarenta los vecinos de la comarca ribereña que pasaron por uno de los campos de exterminio (situado en el actual territorio de Austria) más devastadores de los años cuarenta del siglo pasado, donde fueron asesinados, de media, un 60 % de los que por allí pasaron.

Soler Alcoy era hijo de José Pascual Soler Suñer y de María Rosa Alcoy Armiñana y nació a las seis de la mañana del 14 de mayo de 1915, según consta en su documentación. Fue registrado en la Iglesia Parroquial de la Asunción de Carcaixent. Tras salir al exilio, fue capturado por los nazis y llegó a Mauthausen el 4 de octubre de 1940, en la décima expedición registrada y recibió el número de matrícula 4.493. Llegó ese día al campo de exterminio austriaco junto a Asensio Alfaro Martí, quien fue trasladado el 8 de noviembre de 1940 a Überstellung.

Traslado a un campamento

Soler estuvo en el campo un mes y cuatro días, siendo trasladado al Stalag Altengrabow. El campamento albergó prisioneros de guerra australianos, franceses, británicos, belgas, serbios, rusos, italianos, estadounidenses, holandeses, eslovacos y polacos, todos en complejos separados, y sirvió como el centro desde el cual la mayoría de los prisioneros de guerra fueron asignados a Arbeitskommando («campos de trabajo»). El 1 de enero de 1945, más de 60.000 prisioneros de guerra se registraron allí. Fue el investigador Manuel Torres Cañete quien alzó la voz sobre el hecho de que un nuevo carcagentino había pisado Mauthausen, aunque ya Adrián Blas había hecho constar anteriormente alguna referencia en su estudio sobre Gusen. El número de registro 4.493 no volvería a estar asociado a ningún republicano español.

Un monumento ciudadano

Hasta el momento eran cinco los vecinos de Carcaixent sobre los que había registro de su paso por los campos nazis. El ayuntamiento les dedicó hace unos meses un emotivo homenaje para situar su referencia en el centro de la vida social de la ciudad, con un monumento con sus nombres. Fue el caso de Eduardo Giner Ferrer, que salió al exilio después de la guerra española y se estableció en Francia, donde fue capturado el mayo del 1940. Fue el primer vecino de la Ribera que murió en los campos de exterminio nazis, el viernes 22 de agosto del 1941, cuando todavía no había cumplido 25 años. También Ramón Cogollos Giner quien, después de salir al exilio, fue capturado en Amiens el 20 de mayo del 1940. Fue trasladado a Gusen, donde murió el 24 de diciembre del 1941.

Una extraña fuga de gas

Manuel Termens Bris fue capturado por los soldados alemanes el 24 de junio del 1940, a Granges-sur-Vologne. Fue internado a Frontstalag y más tarde, el 8 de agosto del 1941, fue trasladado a Mauthausen y murió el 15 de mayo del 1943 a Gusen, a los 25 años. Por su parte, Bautista Pelluch Canet llegó a Mauthausen el 27 de junio del 1942.

Posteriormente fue trasladado a Gusen, donde trabajó en el kommando Steyr. Bautista Pelluch sobrevivió y fue liberado el 5 de mayo del 1945. Por último, Joaquín Olaso Piera empezó a militar a los 15 años en los principales partidos comunistas, como el BOC o el PSUC, y trabajó como espía de la URSS. Fue deportado a Mauthausen y, al acabar la II Guerra Mundial, fue liberado. Después se estableció en Francia con su compañera Dolores García, que también fue prisionera y en el pasado había ejercido como secretaria de Pablo Neruda. Los dos fueron encontrados asfixiados en su residencia, en París, en 1954, tras una supuesta fuga de gas que levantó muchas suspicacias.

El último ribereño en conocerse había sido hasta ahora Juan Bautista Barberà Solà, que fue asesinado en el subcampo de Gusen el 14 de noviembre de 1941 y procedía de Llombai, donde había nacido su familia. Sin embargo, consta como nacido en la capital del Camp de Morvedre por lo que sus padres emigraron, seguramente en busca de mejores condiciones laborales. Y es que la lista no deja de crecer. A pesar de que las estimaciones parecen ya muy acertadas (con cerca de 900 valencianos y valencianas en los campos) siempre aparece alguna nueva aseveración que ayuda a ampliar el conocimiento.

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