La Justicia acorrala al presunto autor de las más de setecientas pintadas de marcada ideología nazi que ensucian fachadas y muros de Carcaixent, tanto en entornos urbanos como rurales. El sospechoso actuó con completa impunidad hasta que diversos colectivos ciudadanos y asociaciones de madres y padres de alumnos reclamaron a las autoridades locales que pusieran freno a la aparición de tantos «mensajes de odio» que resultaban «especialmente dañinos» en el entorno de los centros docentes. El aviso de un vecino permitió primero a la Policía Local pillarle in fraganti y las pruebas grafológicas instadas después por la Fiscalía y la Guardia Civil han permitido estrechar el círculo: la caligrafía no ofrece dudas sobre la autoría.

Las primeras alarmas se encendieron hace tres años. Calles y plazas de Carcaixent, pero también de poblaciones aledañas, comenzaron a llenarse de proclamas nazis junto a otras racistas y xenófobas. Cuanto ya se llevaban contabilizadas más de trescientas, la presión ciudadana permitió identificar al principal sospechoso. Una denuncia anónima alertó a los agentes de la presencia de un individuo que ensuciaba una pared muy próxima a un centro educativo. La patrulla policial lo sorprendió cuando trazaba símbolos nazis con un bote de espray en la mano.

Fiscales especializados en delitos de odio han sido los primeros en tomárselo en serio. Primero declaró ante la Guardia Civil y el siguiente paso fue someterle a un exámen grafológico para confirmar que había dejado pruebas escritas de su fanatismo en buena parte del término municipal. El resultado fue esclarecedor: la caligrafía es idéntica. El proceso de peritaje puesto en marcha por los investigadores ha permitido catalogar también las pintadas, con imágenes incluidas, base para calificar y cuantificar la acusación.