«Bienvenido a la vida real y diaria de Renfe. Un desastre». El comentario se lo hacía una usuaria del servicio de Cercanías en redes sociales a otro que se quejaba del incidente que sufrió ayer un convoy que cubría la línea Gandia-València. Casi una hora permanicó parado entre Sollana y El Romaní en la que es una nueva incidencia de entre las muchas que sufren los habituados a viajar a diario con el ferrocarril.

«Despertarse a las 5.30 de la mañana para ir a trabajar, coges el tren de las 6.50 y se rompe, Desde Renfe no dicen nada, llevamos una hora encerrados en medio de la vía del Romaní», se quejaba Joaquín Mifsud, vecino de Tavernes de la Valldigna. El tren, efectivamente, sufrió «una avería técnica», como explicaba la compañía ferroviaria a través de su perfil de Twitter. El convoy partió a las 6.40 horas desde la capital de la Safor y tenía previsto llegar a la Estació del Nord pasadas las 7.30 horas. Sin embargo, el incidente provocó que entrara en el andén pasadas las 8.30 horas, como explicaba Mifsud a Levante-EMV.

«Nadie nos ha explicado qué pasaba. Hemos visto desde el tren que el conductor bajaba y se dirigía a la parte trasera. Tras hacer unas averiguaciones ha pedido a todos los que viajaban en esos vagones que pasaran a los delanteros y han desenganchado los coches». Tras esto, señalaba el afectado: «Han querido arrancarlo pero no había forma». Tras varios intentos, finalmente el conductor ha conseguido que funcionara el tren, eso sí, dejando en medio de la vía los vagones que han quedado desenganchados. En la estación de El Romaní, indicaba Joaquín Mifsud, «se ha vuelto a detener y otra vez no arrancaba».

Así, los pasajeros han estado alrededor de 45 minutos dentro del tren, sin luz ni, por lo tanto, calefacción. «Ha sido brutal, estábamos a doce grados y hacía frío». Lo peor, aseguraba, «ha sido la falta de explicaciones». Al quedar una parte del tren detenida en medio de la vía, afectó al resto de trenes posteriores, que sufrieron demoras de hasta 30 minutos. Los problemas en este trayecto no son nuevos. De hecho, son constantes los retrasos, cancelaciones y otro tipo de incidencias, que, en la mayoría de las ocasiones se deben a lo que Renfe nombra como «falta de material rodante».

La incidencia, como es lógico, indignó a los pasajeros que, en su mayoría, se dirigían a esa hora a sus puestos de trabajo. «Yo entraba a las 8 y he llegado a las 8.40», explicaba Mifsud.