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La ampliación del barranco de la Casella, clave para

La borrasca Gloria evidencia de nuevo la necesidad de acometer acciones para

El actual gobierno municipal ha apostado por el Canal de les Basses como primera gran inversión en mucho tiempo para prevenir inundaciones, aunque la compleja realidad que presenta Alzira desde el punto de vista hidrológico no permite resolver el problema con una única obra. Lo advirtieron los expertos y lo confirman los hechos. La primera fase del Canal, ya ejecutada, recibe las escorrentías de los barranco que confluyen en el Camí de Pescadors, conocido popularmente también como de l'Arena, pero desemboca en el barranco de la Casella, por lo que en caso de crecida de este torrente su capacidad de desagüe se ve comprometida e incluso bloqueada.

El ayuntamiento busca financiación para una segunda fase del canal que interceptará los barrancos del Respirall, Gracia Maria, Fosc y de l'Arena en altura para evitar que las escorrentías que canalizan acaben en el núcleo urbano. Pero, en esta vertiente, una actuación que aumente la capacidad de desagüe del barranco de la Casella resulta imprescindible.

Con el tiempo se han planteado varias alternativas, desde una ampliación a 25 metros de la anchura del barranco en el tramo final, a desviar el Barranc de Barxeta y habilitar otra salida hacia el río, ya que la actual desembocadura corta en perpendicular el barranco de la Casella muy cerca del Xúquer y puede dificultar su desagüe.

Por el otro extremo de la ciudad, el barranco de la Murta se desborda un episodio de lluvias tras otro al llegar a la carretera de Albalat y obliga a cortarla de forma temporal. Se trata de un torrente que nace en el corazón del valle de la Murta, un paraje donde los índices pluviométricos son muy superiores a los del casco urbano, y que carece de una desembocadura definida ya que se va estrechando hasta que la CV-505 lo intercepta. En ese punto, el barranco deriva las aguas hacia un pequeño canal que discurre junto a la calzada en dirección a Polinyà.

La borrasca Gloria ha permitido evidenciar una vez más que, en materia de infraestructuras que permitan reducir riesgos, queda todavía mucho margen de mejora.

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