En Alberic, los bares se introducen en cada cocina familiar. Los establecimientos han ido normalizando la venta de platos para llevar al módico precio de 2,5 euros hasta generalizarse su consumo masivo, con bares que llegan a dispensar 250 raciones en un solo día. Y es que, como comenta Vicente, uno de los usuarios que prácticamente todos los días compra la comida en uno de los bares, «vale la pena porque a este precio si te pones a cocinar para una o dos personas te sale más caro. Sería diferente si costara cuatro euros por persona o más pero por dos euros y medio no ensucias ni la cocina», explica justo antes de recoger su plato de paella. En un tiempo histórico dominado por el estrés en que se aprovecha y se apura cada segundo, dedicar una hora a cocinar parece una utopía. Como mucho, parece disponible los fines de semana. Alberic, con su propuesta, permite evitar el recurrente bocadillo y optar por un plato elaborado, caliente y de calidad.

Según se comenta entre los seguidores de la iniciativa, la idea nació del Bar València hace años y, con la crisis económica, muchos otros establecimientos acabaron expandiéndola porque permitía seguir dispensando platos sin tener que contratar a nadie en los bares y restaurantes locales. Gracias a ello, el beneficio era mayor en tiempos en que se hacía imprescindible rebañar cada céntimo. Hoy ya se ha convertido en una tradición comprar la comida en el bar y comer en casa. A los bares de Alberic acuden incluso vecinos de otras localidades colindantes como Antella, Gavarda, Massalavés o Benimuslem.

Algunas familias, dadas las generosas raciones que ofrecen algunos establecimientos, incluso llegan a comer y cenar o compran un plato para dos personas. «Esto nació de la necesidad de los bares porque la crisis azotó con fuerza y teníamos que sobrevivir. En mi bar ofrezco la misma calidad a la gente que viene a por su plato para llevar que a la gente que se queda y come aquí. Tengo múltiples reservas todos los días», afirma Ángel García, del Bar La Forqueta, quien puede llegar a dispensar más de medio centenar de platos todos los días, con una auténtica especialidad los miércoles: un arroz al horno con garbanzos, pasas y pato que se convierte en una auténtica exquisitez y que le permite ampliar ventas. «Tengo constancia de que me lo están intentando copiar en otros bares pero no pueden porque es un invento mío y a mí me sale como a nadie», comenta entre risas.

También en el Bar Roberto, situado en la principal vía de Alberic, dispensan decenas y decenas de platos para llevar todos los días. Según uno de sus responsables, «la semana va creciendo hasta que el sábado podemos llegar a vender más de doscientas raciones». Todos los bares ofrecen hasta cinco platos diferentes, pero algunos se acaban a primera hora de la mañana, ya que muchos vecinos ya conocen el menú que se ofrece cada día y reservan.

Acudir a un establecimiento a las 14 horas es apostar fuerte: seguramente quedará algún plato suelto y te tendrás que adaptar. Media hora más tarde corres el riesgo de quedarte sin comer y verte obligado a comenzar una ruta buscando el bar que todavía ofrece algún plato. También ofrecen el servicio otros bares y restaurantes como El Pedal, La Glorieta, K Vicent, CalaLuna o Balbastre, por citar algunos ejemplos. Hay menús diarios con varios platos disponibles que se repiten todas las semanas. Variedad no falta.

«Ahora empezamos también a diversificar y estamos ofreciendo platos y menús especiales para fechas señaladas como es por ejemplo en Alberic el Domingo de Ramos. Lo importante es innovar, adaptarte a los nuevos tiempos. Ahora en marzo, por ejemplo, yo voy a ofrecer también los jueves el tardeo, con buen ambiente», explica el propietario de La Forqueta, que lleva ya cuarenta años dedicado a la hostelería.

En Alberic, los bares se han adueñado de las cocinas.