Los agentes de la Policía Local de Alzira Miguel Ángel Solano y Pedro Maseres se encontraron en uno de sus últimos servicios lo que solo alcanzan a describir como una «situación surrealista». Un vecino de la ciudad se negó a recibir ayuda durante el incendio de su vivienda. Para socorrerle, cargaron con él a cuestas tres pisos tras inhalar grandes cantidades de humo. El dolor de espalda les durará varios días. La satisfacción por salvar una vida les acompañará siempre.

El incendio se produjo el domingo en una vivienda de la calle Tetúan. El fuego se originó en la cocina de la vivienda, donde el vecino habría estado cocinando con alguna sartén o parrilla, que ardió mientras éste se había acostado. «Recibimos un aviso en el que se nos comunicaba que un piso de la calle Tetuán estaba en llamas, así que nos dirigimos allí. Al llegar ya nos encontramos con algunos vecinos del edificio, que habían salido de sus hogares», explicaba ayer Solano a Levante-EMV, que prosiguió: «Nos interesamos por saber quién vivía en la casa que estaba en llamas y nos dijeron que un hombre, que suele estar solo. Subimos hasta el tercer piso y llamamos a la puerta en repetidas ocasiones, pero no nos abría. El humo salía por debajo de la puerta y se notaba un fuerte olor a quemado».

Los dos agentes se temían lo peor. Cuando se disponían a tirar la puerta para rescatar a su propietario, obtuvieron por fin una respuesta. «Nos abrió la puerta, pero sólo veíamos humo negro. A él apenas se le distinguía y su perro salió corriendo del interior», recordaba Maseres. «Para nuestra sorpresa, lo primero que nos dice es que estemos tranquilos, que estaba todo controlado y que no había pasado nada. Nosotros le instamos a salir del edificio y a esperar a que los bomberos actuasen, asegurasen la zona y que, entonces, ya podría regresar a su vivienda», añadió Solano.

La sorpresa creció hasta límites insospechados, alcanzando tintes de lo más surrealistas. «El hombre nos dijo que no tenía intención ni de abandonar su vivienda ni de dejar entrar a nadie, a lo que insistimos, ya que se trataba de un tema de seguridad. En ese momento ya notábamos que empezábamos a tener malestar en la garganta y los ojos. Al final optamos por cogerlo a la fuerza y bajarlo, ya que no estaba nada colaborador. De hecho, mientras lo bajábamos por unas escaleras, junto a dos agentes de la Policía Nacional, no paraba de insultarnos y de decir que nos iba a denunciar», detalló el agente Solano.

Maseres insistó en las dificultades que tuvieron para salvar la vida al vecino, un hombre de unos 45 años «y que pesaba alrededor de unos 90 ó 100 kilos». «Era un edificio antiguo, de escalera estrecha y él parecía empeñado en complicar la situación en todo momento, pero si no lo sacamos, seguramente se habría desmayado y podría haber muerto», indicó. Al llegar a la parte inferior del edificio, dejaron al rescatado en el suelo y velaron por su seguridad hasta que llegó el personal sanitario. Es más, los agentes se preocuparon por buscar a un familiar para que cuidase de él, al menos, durante la noche, mientras su hogar se ventilaba tras la actuación de los bomberos.

Ambos agentes necesitaron asistencia médica tras haber inhalado humo y por dolores lumbares al cargar con el ciudadano.