El arte del desplazamiento o «parkour», una disciplina en la que los jóvenes que la practican superan con las acrobacias más inverosímiles cualquier obstáculo que encuentran en su camino, es más propia de grandes ciudades, aunque puede darse en cualquier espacio urbano y Alzira no es una excepción. Resulta muy llamativo ver a cualquier persona que camina por la calle brincar o dar una voltereta apoyándose en un banco sin desviarse apenas de la trayectoria que mantenía. Pero también puede resultar peligrosa, especialmente cuando con estas acrobacias se invade la vía pública. El Ayuntamiento de Alzira acaba de imponer una sanción de cien euros a un menor que fue identificado por agentes de la Policía Local mientras realizaba acrobacias sobre el mobiliario urbano «invadiendo la calzada y la acera con el consiguiente peligro para la circulación».

El ayuntamiento ha tramitado el expediente como una infracción de carácter leve de la ordenanza municipal de Protección del Espacio Urbano, que expresamente prohibe realizar en un espacio público «actividades de cualquier tipo cuando obstaculicen el tráfico rodado de vehículos, pongan en peligro la seguridad pública o impidan manifiestamente su libre tránsito, utilizando el mobiliario urbano para un uso diferente al destinado para su finalidad».

Fuentes policiales confirmaron que no es habitual imponer sanciones por este tipo de prácticas que, en el caso de Alzira, se han detectado en ocasiones en espacios cerrados como la Plaça del Mercat o el parque de l'Alquenència, donde las personas que practican el «parkour» cuentan con desniveles que propician sus saltos y volteretas. Los agentes, en estos casos, suelen llamar la atención de los jóvenes que llegan a poner en riesgo su integridad física con las arriesgadas acrobacias y que, ante la presencia de la Policía Local, suelen desistir.

No obstante, el caso que motivó la denuncia se produjo en la confluencia de las calles Pérez Galdós y Lepanto y, según los hechos descritos por la policía, junto al uso indebido del mobiliario urbano, que el infractor utilizaba como punto de apoyo para sus acrobacias, la invasión de la calzada en sus saltos generaba un peligro para la circulación y también para los peatones que caminaban por la acera. «Nadie ve que pone en peligro a los demás», indicaron las mismas fuentes.

El ayuntamiento ha resuelto el expediente sancionador sin que los representantes legales del menor formularan alegaciones en su defensa -una posibilidad que tienen cuando se les notifica la propuesta de sanción- y ha confirmado la propuesta de los instructores imponiendo una multa de cien euros al considerar los hechos como una infracción leve de la ordenanza de Protección del Espacio Urbano.