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Decisión

Castelló descarta una consulta popular al desestimar la única alegación contra el topónimo

La fase de exposición pública del cambio de nombre apenas registra participación - El ayuntamiento busca ahora el aval del Consell y el ministerio

Castelló descarta una consulta popular al desestimar la única alegación contra el topónimo

El proceso de valencianización del topónimo de Villanueva de Castellón continua sin perturbar los ánimos en el municipio y la prueba más evidente es que sólo un vecino ha aprovechado la fase de exposición pública del acuerdo por el que la corporación validó la forma Castelló -se trata de una aprobación inicial a la espera del pronunciamiento de las Administraciones superiores- para presentar alegaciones. Esta única sugerencia, más allá de plantear alternativas a la denominación propuesta, reclama la convocatoria una consulta popular para decidir el nuevo topónimo.

El grupo de Compromís, socio mayoritario en el gobierno municipal que ha apostado por la forma Castelló para normalizar el topónimo, tiene previsto desestimar esta tarde en el pleno esta alegación y, acto seguido, remitirá el expediente a la dirección general de Administración Local, dependiente del área de Presidencia de la Generalitat, y al Registro de Entidades Locales del Ministerio de Política Territorial y Función Pública, para que siga su curso ya que ambas instituciones deben emitir sus respectivos informes sobre el cambio de nombre.

El alcalde de Villanueva de Castellón, Òscar Noguera, confirmó ayer que el gobierno municipal no contempla la celebración de una consulta. «No creemos que sea el momento, en todo caso, se tendría que haber hecho al principio del procedimiento», indicó el munícipe. Como ya informó en su día Levante-EMV, el ayuntamiento elevó una primera consulta a la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) sobre la forma Castelló, que planteaba como una denominación de consenso, y el ente dictaminó que se trata de una denominación correcta desde el punto de vista histórico y lingüístico. En base a ese pronunciamiento se ha impulsado el expediente.

Evitar que se reabra el conflicto

El topónimo planteado huye de las dos alternativas que protagonizaron el conflicto que en los años noventa fracturó la sociedad local -la izquierda reivindicaba la forma Castelló de la Ribera, mientras la derecha defendía la denominación Vilanova de Castelló-, aunque tampoco alcanzó el consenso que se perseguía. De hecho, la aprobación inicial del nuevo topónimo contó únicamente con el voto a favor de Compromís, mientras Esquerra Unida, socio en el gobierno de coalición, se abstenía al reivindicar la forma Castelló de la Ribera. Los otros dos grupos de la oposición, PP y PSOE, también se abstuvieron. En el caso de los socialistas, reivindicaron en el pleno la convocatoria de una consulta popular para que los vecinos se pronunciaran sobre la propuesta, mientras el PP, que también ha planteado que si el topónimo sale con el aval de los vecinos se cerraría este conflicto de una vez, asumía a regañadientes la fórmula Castelló «sin coletillas, apellidos ni historias».

El ayuntamiento, tras cerrar el trámite municipal con la desestimación de la única alegación formulada, remitirá el expediente a la Generalitat. El alcalde se mostró confiado en obtener el visto bueno de la dirección general de Administración Local, ya que la Acadèmia Valenciana de la Llengua ha apoyado la forma Castelló, mientras que el Registro de Entidades Locales deberá comprobar que la denominación no entra en colisión con tras ya existentes, un aspecto que la oposición ha cuestionado en algunos momentos. La resolución puede ser cuestión de meses.

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