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Una helada que arruinó la naranja provocó en 1957 que se suspendieran las fiestas en Alzira

El autor de la historia de las fallas de Carcaixent destaca que se celebran de forma ininterrumpida desde 1944

Una terrible helada que dejó temblando la economía de muchas familias alcireñas que vivían de la naranja provocó en el año 1957 que la actividad festiva en la ciudad se redujera al mínimo ya que, «debido a esta calamidad», los falleros de Alzira decidieron no plantar ningún monumento, según relata el libro «Cent anys de falles 1889-1989» que, obra de Salvador Andrés Pascual, publicó la Junta Local Fallera para conmemorar el centenario de la primera falla. «En 1958 sólo se plantaron cinco y casi parecían infantiles por su reducido tamaño», expone el autor para demostrar que los efectos de la helada aún coleaban en la economía local. «Por primera vez después de 17 años -desde 1941- se suspendía la fiesta por decisión unánime de los falleros de la ciudad», expone el autor.

Da la casualidad de que aquella helada provocó que se prolongara el reinado de las falleras mayores de 1956, Rosa Botella y Ana Peris, y la misma experiencia vivieron sus hijas, Montserrat Esparza y Ana Collado, como falleras mayores de Alzira de 1982. El libro del centenario no relata ninguna actividad festiva durante los años de la Guerra Civil.

Por contra, David Vidal relata que, en Carcaixent, donde el primer documento localizado sitúa en 1931 la primera falla, se retomó la actividad festiva en 1944 y, desde entonces, no se han suspendido o aplazado las fiestas en sentido estricto. En los años previos a la Guerra Civil, expone, también se registra algún parón debido a la falta de tradición e implicación de los vecinos en aquel comienzo irregular de las Fallas.

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