Durante los noventa ya se realizan trabajos monográficos como los que se observan hoy en día sobre una temática concreta. Pero había algo que fallaba. «El mundo de la cultura estaba divorciado de la falla, se nos llamaba la 'cultureta', en un tono un tanto peyorativo, estábamos muy mal vistos. Si le pedías a un escritor que colaborase para un 'llibret', la respuesta era que no. Fue algo que nos costó mucho romper», comenta Rubio. «Tenemos el caso de un escritor como Eduard Soler i Estruch, que siempre ha sido considerado un escritor menor porque colaboraba activamente con escritos o sainetes en fallas. Pero también tenemos 'Alzira al cor', que inició toda una vorágine que ayudó a sacar buena parte de la historia de Alzira, gracias a las fallas», complementa Martínez. La Malva hizo su primera aparición en los premios a los «llibrets» de Alzira en 1989. Ganó en 1991 y suma ya 24 triunfos.

«Hubo un momento en el que decidimos dar un giro y apostar más por la sátira porque nos dimos cuenta de que eran libros que no se leía nadie y, claro, es un elemento que no puede faltar en una falla. Hemos buscado siempre la innovación, apostar por diseños y maquetaciones diferentes. Eso nos ha llevado a ganar, y por eso muchas fallas han intentado seguir nuestros pasos, pero también nos ha impuesto un listón. Cuando nos presentamos, ya se espera de nosotros ese nivel y si no aportamos algo diferente es como si nos penalizase. Afortunadamente, contamos con un gran equipo que se complementa muy bien. Esa es la clave para estar siempre ahí», defiende Rubio.

Son el referente y el rival a batir. Tanto en Alzira como en otras localidades de la comarca son cada vez más las fallas que apuestan por la cultura y por ofrecer contenidos de calidad en sus «librets». Un ejemplo, dando el salto a la Ribera Baixa, sería la cullerense El Canet. Suma un sexto, un quinto y un cuarto premio en el certamen autonómico en los últimos tres años, consolidando su trabajo. «La constancia, humildad, capacidad de superación e innovación son nuestras señas de identidad», dfiende el colectivo fallero.

«Hemos tratado de innovar, una vez más, para evitar caer en la monotonía ya que, sin esta, las personas encargadas del 'llibret' tienen un incentivo para mejorarlo. Se trata de una publicación que, gracias a sus coordinadores, goza de una buena salud. Esperamos que la tendencia se mantenga», concluye la falla cullerense.