El Ayuntamiento de Alzira asumía en abril de 2010 las obras de urbanización del sector Tulell, un área de expansión urbana con capacidad para albergar 7.000 viviendas que estaba llamada a convertirse en la nueva imagen de la ciudad con una decena de rascacielos, aunque el pinchazo de la burbuja inmobiliaria frenó en seco su ocupación a pesar de que, al calor de la efervescencia urbanística previa a la crisis, diferentes promotoras habían llegado a tramitar licencias para construir 3.553 pisos. Unas renunciaron al comprobar los efectos de una crisis incipiente, otras paralizaron las obras cuando apenas habían ejecutado la cimentación o construido el sótano.
La imagen del sector Tulell apenas ha cambiado diez años después. La única diferencia, desde el punto de vista residencial, radica en que el bloque de trece alturas que en abril de 2010 se levantaba junto al bulevar central se consiguió acabar ya hace algún tiempo, aunque los pisos no se han llegado a comercializar y los accesos a este gran bloque se encuentran tapiados para evitar el vandalismo e incluso el saqueo detectado en algunos momentos en las viviendas vacías. Sólo los tres bloques más próximos a la plaza Generalitat, que se construyeron de forma simultánea a las obras de urbanización y cuentan con 132 pisos, están ocupados. El resto del sector Tulell es, especialmente por la noche, un barrio fantasma.
El diseño urbanístico de Tulell es herencia del modelo desarrollista que recogía el Plan General de 1985. Los tribunales reconocieron el derecho de los propietarios a mantener la edificabilidad frente al intento municipal de revisar la ordenación y finalmente se diseñó una urbanización con un bulevar de 850 metros de longitud como eje central junto al que se levantarían nueve torres de hasta 25 alturas mientras que, en el extremo más próximo a la avenida Santos Patronos, un rascacielos de hasta treinta plantas. El suelo residencial contemplaba otros bloques de menor tamaño para confluir progresivamente con las zonas urbanas lindantes, y apostaba también por generar suelo comercial o terciario en esta gran superficie.
El Ayuntamiento de Alzira aprovechó el desarrollo de esta área de expansión de 422.000 metros cuadrados para proyectar infraestructuras públicas y, al tiempo que se urbanizaba, se construyó en Tulell el nuevo instituto de Secundaria, la sede de la Universidad Católica o la Ciudad Deportiva Jorge Martínez «Aspar», esta última junto al cauce del Xúquer. También se habilitó en este sector el recinto ferial. La iniciativa privada ha encontrado suelo para construir en Tulell el nuevo edificio de la Academia Júcar, un colegio hoy integrado en Florida Grup Educatiu mientras que, desde el punto de vista comercial, se ha implantado en el extremo más próximo al centro comercial Carrefour, la cadena Aki. El Ayuntamiento de Alzira tiene en estos momentos sobre la mesa el proyecto para construir una clínica de radiodiagnóstico en el sector. No se ha concedido ninguna licencia de carácter residencial en la zona desde hace una década.
«Ahora mismo no hay demanda de suelo residencial», confirma la concejal de Urbanismo, Sara Garés, mientras relata que la mayoría de solares de Tulell son actualmente de la Sareb o «banco malo», que asumió los activos tóxicos tras la reestructuración bancaria. Las promotoras pagaron durante el «boom» auténticas fortunas por las parcelas de Tulell. «Se busca suelo terciario, tenemos constancia de que hay gente que se ha interesado, pero la Sareb quiere vender el terreno a precios del año 2007, que son astronómicos y que hoy no se pueden pagar, por lo que se está produciendo un tapón», relata Garés, al tiempo que señala la voluntad del ayuntamiento de potenciar el suelo terciario. «Cuando se activa el comercio, se activa para todos», comenta.
