No estamos en una época de cambios sino en un cambio de época. De todas las novedades económicas acontecidas en este mes, hay una certeza clara: nos hemos de acostumbrar a vivir en la incertidumbre total y ser absolutamente curiosos y flexibles a dichos cambios.

Si revisamos los indicadores de confianza que teníamos el 16/01/20 en el PEGV (Portal Estadístico de la Generalitat Valenciana), se observa que el ICEA (Índice de confianza empresarial armonizado) ya descendía un 0,6% respecto el último trimestre del 2019, lo cual denotaba una significativa desconfianza ante las expectativas de los gestores empresariales, que las situó en un 17,4% quienes consideraban que la marcha de su negocio sería favorable en el primer trimestre de 2020, mientras que el 19,0% opina que sería desfavorable. El 63,6% restante considera que sería normal.

El revés descontrolado tiene a todo el tejido empresarial en ascuas, actualizando ratios financieros de prueba defensiva como autonomía, endeudamiento, y estabilidad.

A expensas de una rápida respuesta en propuestas de reivindicaciones tributarias, como la ampliación del plazo de autoliquidaciones, la posibilidad de modificar la opción en el cálculo del pago fraccionado de Sociedades o la reducción del pago fraccionado para los módulos, que afectan directamente a las empresas, estas sienten que las medidas extraordinarias se han quedado en urgentes, pero no en suficientes.

¿Cómo resumiría la esencia de una transformación tan radical que estamos viviendo?

Se trata de economía y no de brujería, pero este tipo de tolerancia bajo el miedo lleva a la movilidad y la adopción de innovaciones. La adaptación al nuevo escenario va a ser muy lenta en la mayoría de los casos pero para llevarla a ejecución el futuro es de los especialistas que creen equipos con mentalidad emprendedora, obsesionados por la excelencia con el cliente y especializados en su nicho de mercado, para evitar que una crisis coyuntural se convierta en una estructural tan rápidamente.

El consumidor es el centro de todo, y las empresas que se adapten a ser absolutamente transparentes con sus clientes y les den un servicio impecable asumiendo un error como propio reaccionando como el cliente espera, serán las que triunfarán.

Lo que hoy es un residuo, mañana será un recurso y la economía circular es un remedio con tendencia a implantase durante unos años, proponiendo la reducción del consumo y el desperdicio de materias primas, y así contribuyendo al cuidado del medio ambiente.

La mentalidad actual de la economía lineal de comprar, usar y tirar se cambiará por la de la economía circular bajo las tres premisas básicas de reducir, reutilizar y reciclar, que obligará a gestionar mejor la innovación y los recursos escasos que disponemos.