Era difícil de imaginar como un microorganismo, un virus de nueva aparición y que sin duda ha venido para quedarse, pusiera de manifiesto tan patente ineptitud en las personas que dirigen nuestro país para, de nuevo, destrozar económicamente a los productores agrícolas de nuestra comarca. Teníamos expectativas en el decreto 13/2020, cuyo objetivo es asegurar la recolección en las explotaciones agrarias, ante la disminución acusada de la oferta de mano de obra.

Si miramos atrás, tenemos claro que era imposible prever una situación irreal como esta, hay que encontrar la forma adecuada de convivir en este nuevo contexto, pero queda patente la nefasta gestión realizada en el acometimiento de la pandemia, en los decretos establecidos, un día se regula una situación y al siguiente se decreta lo contrario.

Los pequeños productores agrícolas estamos viendo como, un año más, nuestro esfuerzo se desvanece. Se nos exige calidad en las cosechas pero no podemos trabajar las parcelas, el clareado del melocotón sin realizar, la poda del arbolado queda pendiente ya que no podemos contratar personal per falta de rentabilidad, y en el caso de contratar los trabajadores no se pueden desplazar con garantías, así es imposible rentabilizar ni ofrecer calidad.

Los grandes productores se quedan sin mano de obra, la aplicación del decreto 13/2020 no considera beneficiarios a los trabajadores afectados por los ERTEs con causa del COVID-19 y tienen que ser trabajadores cuyos domicilios se hallen próximos a los lugares en los que realizar el trabajo (en el mismo término municipal o limítrofe), hace falta mano de obra para recoger las cosechas, las cerezas, melocotones o nísperos se pueden perder en el árbol, los productores de cebolla en la comarca de La Ribera están experimentando grandes dificultades para vender sus cosechas y el 30% de la producción de alcachofa se está quedando en el campo.

Lo realmente increíble es que una comunidad productora como la valenciana y en especial la Ribera del Xúquer verá como se pierde el trabajo de todo un año, después de que los fenómenos meteorológicos y la falta de rentabilidad de las últimas campañas han mermado el poder adquisitivo, la demanda y los precios se han incrementado al consumo, pero no en origen, podemos ver cómo nuestro producto se queda sin recolectar mientras lo compramos a países terceros y ni el Presidente del Consell o la Consellera de Agricultura mueven un solo dedo por defender la agricultura como signo de identidad de la Comunidad Valenciana.

Al mismo tiempo, aunque tímida, la rebaja de los coeficientes se valora de forma positiva pero lamentando la diferencia de criterios empleados a la hora de aplicar esta mejora fiscal, que difícilmente podrán asumir los pequeños productores, poblaciones de nuestra comarca ven reducido el módulo hasta 0.13 en cítricos y 0.26 en Kakis en cambio la mayoría no se benefician de esta misma cuantía (0.18 en cítricos y 0.30 en kakis) habiendo sufrido la misma falta de rentabilidad y la peor campaña en cuanto a precios.

Queremos reinventarnos, rentabilizar las parcelas y obtener calidad en nuestros productos, para ello ofrecemos la profesionalidad, el trabajo y resignación pero necesitamos soluciones urgentes que parten por dar el adecuado valor y comercializar el producto autóctono priorizando nuestro producto antes que el de países emergentes. Aportamos soluciones, pero necesitamos que nos dejen trabajar y que no se tomen más decisiones en contra de los intereses de la agricultura en nuestra comunidad.