A quién lo comentara antes de esta pandemia le llamaríamos loco seguramente, incluso semanas antes, mucha gente quería pensar que esto no iba a pasar, o que a España no llegaría escuchaba decir a algunos. Siempre pensé que nos tocaría vivir algún desastre y los hay de peores en cuanto a daños humanos como han sido algunos terremotos, tsunamis y parece que esto solo sale en la tele. Ahora no es momento de echar la culpa a nadie, es momento de ayudarnos.

Cuando vemos el problema de lejos parece que contigo no va la cosa, cuando te quedas encerrado en tu casa sigues pensando que contigo todavía no va mucho la cosa, aunque ya el primer día de confinamiento te empieces a agobiar, porque nunca te habías sentido privado de libertad. Empiezas a escuchar quejas de amigos, familiares sobre si podrán o no trabajar, sobre cómo trabajar desde casa, y comprendo que sea la preocupación de muchas familias que sin trabajar no van a comer. Pero el bicho está ahí fuera esperándonos en cualquier supermercado, o incluso dentro de casa y no lo sabes porque no tenéis síntomas, y quizás nunca los tengas, pero de éste nadie nos puede defender porque ha llegado sí a España sin vacuna, sin apenas medios para defendernos, porque esto no se esperaba cuando recortaban en sanidad, cuando nos ahogábamos por estrés laboral con tantos pacientes que apenas podías recordar sus caras.

Mis compañeros de varios hospitales lloraban, porque no sabían a que se enfrentaban, enemigo invisible y que te puede matar, la peor de las pelis de terror se queda corta. El miedo surge de lo desconocido, de la falta de protección, falta de información pero ellos la gran mayoría son valientes con gran vocación médicos, enfermeros, TCAES y celadores que se las ingenian, se las inventan y saben cómo hacerlo porque no hay mejor imaginación que la que nace en tiempos de guerra, cuando tu vida está en peligro y es esa la imaginación que te salva la vida, la que tantas veces reprimimos en nuestro día a día. Y pierdes el miedo al ridículo, al ponerte encima una bolsa de basura, o una máscara de buceo para trabajar, el miedo de aportar ideas y mejorar todos juntos, ese equipo de personas que te rodean y hay días que no sabes ni cómo se llaman, y que siempre discuten o se critican continuamente que trabajan en tensión sin tener porqué y ahora no nos queda otra que unirnos para ser más fuertes.

Luego está la gente valiente, esa que se queda en casa y se enfrenta a sus demonios. La que estaba tan ocupada trabajando, haciendo deporte, cuidando a los hijos, o viajando, que apenas tenía tiempo para pensar. Sometidos al estrés de esta sociedad aunque lo llevemos sin estrés, pero todos vivimos acelerados. Y nos tienen que privar de libertad para darnos cuenta de que dentro de casa sólo somos cuatro, que lo importante está dentro de estas cuatro paredes ¿Lo ves? Míralos a los ojos y diles que les quieres, quizá mañana uno de ellos no esté. No nos hablan nunca con naturalidad de la muerte, y todos la viviremos.

Me quejaba de mi casa que tenía un patio, ahora pienso en los que viven en 60 metros cuadrados y son cuatro en casa, me quejaba de sacar al perro y ahora él me da la libertad de pasear 10 minutos privilegiado aquel que lo tiene y lo puede mantener, me quejaba de no tener tiempo de sacar la ropa de primavera y esta vez lo hice con ilusión porque tenía algo que hacer para emplear mi tiempo, me quejaba de cocinar ahora nos peleamos por hacerlo… me quejaba tanto que no vi lo importante que tenía y era la vida.

Si nos llega el bicho que llaman muerte invisible y que tantas familias está destrozando, solo nos queda tener fe, cada uno que se agarre a lo que más fuerza le dé para luchar porque se puede superar aunque sea solos en una habitación, no tengan miedo, el personal sanitario os vamos a cuidar, como hacíamos antes, también lo haremos ahora y seguiremos haciéndolo siempre, a pesar de haber sido invisibles tantos años. Cuidad de vuestros mayores si puede ser en la distancia, llama a tus padres, a tus amigas, recupera amistades que perdiste aunque sea por teléfono valdrá la pena, todos unidos saldrá mejor.

Y a esos héroes de guerra, a los de primera línea de batalla los sanitarios, personal de limpieza, policías, bomberos, guardia civil, ejército, cocineros… ahora el mundo verá la importancia de vuestra labor, se está viendo ya de qué pasta estamos hechos, vivid y disfrutad lo que podais de vuestra vocación, y ojalá se acuerden de nosotros cuando todo esto acabe y se nos valore de verdad.

Un merecido aplauso para todos los que luchamos contra lo peor ahora mismo, nuestros propios miedos.