unque las lluvias son, por lo general, beneficiosas para la agricultura, también pueden acarrear efectos perniciosos. Lo que para un cultivo resulta una bendición, para otro es un lastre. Este inicio de año inusualmente repleto de precipitaciones retrasará la cosecha arrocera. Los productores de la Ribera no han tenido tiempo para ejecutar los trabajos previos necesarios para preparar la tierra de cara a la nueva campaña. Con todo, el sector espera que ésta tenga buenos resultados, sobre todo por la previsible menor competencia de los países asiáticos.

A nadie se le escapa que los niveles de precipitaciones registrados en estos primeros del año son más elevados que de costumbre. Así lo explicaba ayer el responsable de la sectorial del Arroz de AVA-Asaja, Miguel Minguet: «En la primavera solemos contar con lluvias, pero como mucho de una semana. Esta vez lo retrasarán todo. Hay que tener en cuenta que el arroz se siembra en mayo y se siega en septiembre; en estos momentos no hay ni una planta en el campo, pero se tienen que realizar trabajos preparatorios».

Éstos empiezan en febrero, con el conocido como «fanguejat» y se prolongan durante los dos meses siguientes: «Desde marzo, los agricultores arroceros tienen que trabajar la tierra, airearla y secar la paja para evitar la podredumbre». En esencia, toda esa biomasa se incorpora a la tierra para generar abono orgánico, pero se trata de un proceso que requiere de unas circunstancias y un tiempo determinado. De hecho, si la descomposición es demasiado lenta puede generar problemas posteriores.

«Con tanta lluvia, los arroceros han podido hacer lo mínimo. Se intentará realizar todo el trabajo, pero claro, se hará rápido y mal. Es evidente que se tendrá que retrasar la siembra, aunque esperamos que eso no se traduzca en una mala cosecha ni en unos resultados nefastos», añadió Minguet.

El curso pasado, los arroceros gozaron con un inicio de campaña que prometía mucho pero se quedó, precisamente, en eso: «Venimos de un año muy irregular. Los precios subieron y alcanzaron unos niveles correctos. Pero esa circunstancia duró hasta que empezó a entrar en el mercado arroz de otros países».

Durante meses los productores valencianos han expresado su malestar por las facilidades con las que este cereal llega desde otras partes del mundo, especialmente de regiones asiáticas. En febrero, sin ir más lejos, se aprobó un tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Vietnam que el sector vio como una nueva ofensa. No obstante, la situación actual de crisis sanitaria modifica el escenario.

Precios mayores

«Los grandes países productores como Viertnam, Camboya o Myanmar reducirán sus exportaciones por el virus, ya que buscan hacer acopio para garantizar su consumo interno, por lo que cabe esperar un mercado con menos arroz y unos precios mayores», aseguró Minguet, que prosiguió: «Esta situación extraordinaria tiene que servirnos de ejemplo a todos. Europa tiene que darse cuenta de la importancia de la agricultura de los países del sur, pero incluso nosotros mismos, como sociedad, tenemos que cambiar esa percepción».

Para el portavoz de AVA, Europa «vive de espaldas a la agricultura». «Ir a Bruselas a defender nuestros intereses es muy complicado, son todo buenas palabras y muy pocos los hechos. Pero en estos tiempos difíciles es cuando nos damos cuenta de que la agricultura es un sector fundamental. Aquellos países que no son productores tienen, estos días, serios problemas de abastecimiento. De esta situación tenemos que aprender una lección: hay que consumir más producto local, pese a que haya extranjero más barato ya que éste esconde, en ocasiones, malas prácticas», concluyó.