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La trashumancia devuelve caballos salvajes a Tous casi setenta años después

La empresa asturiana que desde hace cuatro años desplaza cabras durante el invierno prueba la adaptación de los equinos - Pastores veteranos recuerdan que antes subía ganado caballar de Albacete, aunque principalmente mulas

El pastor cántabro junto a equinos desplazados desde Asturias a las montañas de Tous. Rubén llata

La trashumancia mecanizada devolvió hace cuatro años a las montañas de Tous rebaños de cabras y ovejas que, procedentes de Asturias, buscaban pastos y mejores condiciones climatológicas para pasar el invierno y, este año, por primera vez, la misma empresa ha incorporado a este movimiento anual de ganado una veintena de caballos salvajes, recuperando una práctica ganadera desaparecida en el terreno hace alrededor de setenta años. «Entonces lo llamaban la 'muletada', porque eran principalmente mulas», relata el pastor cántabro Rubén Llata, que está al cuidado de los animales.

Llata ha recabado en la aldea de Otonel, en la comarca del Valle de Ayora-Cofrentes, el testimonio de un antiguo pastor que recuerda que en los años en que se utilizaban mulas para trabajar en el campo, siendo aún un niño, pastores de Alpera (Albacete) «subían con 150 o 200 animales a las montañas, no sólo de Tous, sino también de Navarrés, Millares... y hacían tratos por todos los términos que atravesaban». El negocio, además, no se limitaba a la venta de ganado. «La gente que se iba a trabajar a Francia o bajaba a la campaña del arroz también les dejaba sus animales y si podían arrendarlos para sacar leña hacían de intermediarios y ganaban los dos», detalla el joven pastor, que se muestra «tremendamente sorprendido» por la buena adaptación que han tenido los caballos a las montañas de Tous. «El caballo necesita beber todos los días y la buena adaptación al terreno se ve en los cascos y en el pelo de los animales», que se han desarrollado mucho mejor de lo que hubieran hecho en Asturias. «La estatura que tienen ahora estos animales que aún no han cumplido el año la alcanzarían en Asturias a los dos años», explica.

Planes de futuro

La empresa Los Baos Ganaderos ha desplazado este año junto a las cabras una veintena de equinos para estudiar su adaptación al terreno con la perspectiva de presentar algún proyecto que contemple la introducción de caballería mular o caballar -«creemos que València pueda ser una oportunidad para el ganado equino», apunta- aunque, pese a las buenas sensaciones, Rubén Llata también reclama el apoyo de la Administración valenciana a estas iniciativas. «Queremos ver si el año que viene podemos traer un tráiler de potros y ver que tal funciona el caballo», señala.

«Yo pregunté si antiguamente había este tipo de ganado, porque se trata de un terreno que podía ser apto, y me dijeron que los últimos pastores vinieron hace sesenta o setenta años ya que, en los años sesenta, con la industrialización del campo y la aparición de los tractores, dejaron de salir las cuentas ya que tampoco se consumía carne de caballo», relata Llata.

El pastor explica que las características del monte de Tous propicia un alimento de calidad para los caballos. «En toda España hay dos tipos de monte, ácido y calizo. El ácido tiene un ph muy bajo y la comida es de peor calidad y en ese caso tienen que ser animales mucho más adaptados al medio. Nosotros venimos de un suelo ácido mientras en Tous se trata de una zona caliza, con escasas precipitaciones», con la excepción de este año, lo que le ha permitido ampliar la campaña. El desplazamiento de los caballos, como en el caso de las cabras, busca alejar a los animales de los rigores del clima en el norte ya que, según explica el pastor, «en invierno, por culpa de las precipitaciones y el frío, la comida es mucho peor y más escasa». «En Asturias lo pasan mal», apostilla.

Los caballos y yeguas desplazados a Tous son ligeramente más grandes que el asturcón o poni asturiano, una raza autóctona en Asturias, viven en absoluta libertad, aunque tienen un localizador, y el pastor sabe cómo reunirlos llegado el momento. «Al ser caballos salvajes no se acercan a los coches y cuando ven gente huyen, te tienes que acercar de manera adecuada», comenta, mientras admite que el manejo de animales bravos «tiene dificultad, aunque siendo joven y montando bien, no hay problema», comenta.

Animales para amaestrar

La ganadería cría estos potros salvajes de forma que un futuro comprador asume su «educación». «Son animales cerriles, pero como nunca los ha tocado la mano del hombre, se trata de una mente limpia que puedes domar», señala el pastor.

Para controlar este ganado, Rubén Llata se ayuda principalmente en una yegua cabestrera amaestrada. «La enseñas desde pequeña, cuando vas a destetar a los potros tienes que poner una yegua dominante y mansa y después van todos detrás», explica. También cuenta con un caballo al que facilita pienso cada dos días y siempre lo tiene a mano. «Cuando lo necesito lo llamo, le pongo la silla y, aunque no es dominante, puedes hacer lo que quieras».

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