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Viviendas sobre ruedas «made in» Sueca

Las furgonetas también son para el verano

Se dispara la demanda de «camperizar» vehículos para las vacaciones

Las furgonetas también son para el verano

«El que antes dudaba en gastarse 1.000 o 2.000 euros más, se los gasta; y el que dudaba en la transformación o no, ha decidido hacerla». Las medidas de distanciamiento social que impone la «nueva normalidad» tras las crisis del coronavirus han alimentado, a las puertas del verano, nuevas formas de afrontar las vacaciones y la empresa de Sueca Woodvans Handmade, especializada en la conversión de furgonetas en auténticas viviendas con ruedas -«camperizar» es el americanismo que define el trabajo de acondicionar un vehículo para vivir en él- da cuenta de estas nuevas tendencias.

Apenas había transcurrido un mes de la declaración del estado de alarma «y todavía no sabíamos como se iba a salir de esto», comenta Loren Moreno, cuando empezaron a multiplicarse los correos electrónicos y las llamadas solicitando información y presupuestos. El joven empresario estima que en los dos últimos meses se han triplicado los encargos. «Hay de todo, desde cosas muy básicas como instalar un kit con una batería para tener luz, calefacción o un par de claraboyas en una furgoneta, que pueden costar entre 500 y 1.000 euros, a tres proyectos de casi 50.000 euros en vehículos grandes».

Este aumento de la demanda le ha llevado a contratar a dos nuevos trabajadores para tratar de atender el mayor número de pedidos posible y evitar que se amplíe la lista de espera. La plantilla de Woodvans Handmade está compuesta en estos momentos por seis personas y, según detalla, una se tiene que dedicar casi en exclusiva a atender correos electrónicos y llamadas telefónicas solicitando información.

La transformación permite que un vehículo utilizado habitualmente como herramienta de trabajo reúna todas las comodidades de una vivienda «e incluso más», defiende el promotor de una firma que va camino de cumplir diez años: baño con agua caliente, calefacción, cocina, comedor, camas, placas solares... y, en función del presupuesto, un equipamiento selecto con encimeras de bambú antibacterias, grifos de aluminio, cargadores de baterías inalámbricos o una amplia gama de neveras que incluso puede fabricarse a medida.

«La gente quiere volver al 'overlanding', un sistema de vacaciones que hace 30 o 40 años era el pan de cada día de cualquier familia media, salir a explorar, ir a pasar el fin de semana al pantano de pic-nic», comenta Moreno, mientras señala que el nuevo escenario que deja el coronavirus ha contribuido a este aumento de los pedidos, si bien atribuye una parte de esta demanda al éxito de un canal de youtube que abrió meses atrás para promocionar sus creaciones. Con todo, desde que Moreno decidió convertir su afición en su profesión los encargos han crecido de forma progresiva y trabaja con vehículos de todas las marcas. Acaba de iniciar un proyecto personal con una furgoneta Man para expediciones.

El uso de vehículos camperizados está muy vinculado a deportes como el surf, el esquí, el senderismo o el ciclismo aunque, cada vez más, se recurre a él como una forma de hacer turismo dadas las comodidades que se pueden llegar a tener, en función del tamaño de la furgoneta. Una distribución estándar incluye un pequeño comedor delante, un baño, cocina y una cama o dos literas en la parte trasera.

La empresa acaba de recibir un encargo de la ONG Open Arms para, aprovechando su experiencia en aprovechar al milímetro el espacio, convertir un taller del banco de salvamento en una clínica.

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