El Ayuntamiento de Carlet ha decidido finalmente dejar cerrada la piscina municipal durante el verano. El gobierno local alega que la situación generada por el COVID-19 "hace totalmente imposible" mantener las condiciones que se pactaron con la empresa concesionaria a la cual este año se le prorrogaba el contrato para continuar gestionando esta instalación. Según explica el regidor Jonathan Martínez, la decisión se ha tomado ante la complejidad de poder garantizar el cumplimiento de las medidas de prevención para evitar contagios de coronavirus.

El consistorio considera más prudente mantener la instalación cerrada por no poner en riesgo la salud de los usuarios. De esta manera, el ayuntamiento ha suspendido el contrato con la empresa, que asumirá la gestión el próximo 2021. Además de la prudencia, técnicamente, ni empresa ni ayuntamiento podían asumir una contratación con unas condiciones diferentes a la del resto de años, ya sea por aforo, medidas de prevención, desinfecciones, etc.

La suspensión de este contrato implicará que el ayuntamiento destine los 16.200 euros que costaba abrir la piscina durante los meses de verano a los planes de reactivación económica y el plan de ocupación municipal. «Ha sido difícil tomar la decisión, pero son muchos los factores que determinan que no se pueda actuar a la ligera y tener abierta una instalación que puede ser un foco de contagio», explica Martínez. Así mismo, con la instalación cerrada, finalizarán de hecho las obras de renovación de los vestuarios y los aseos de la piscina, obras que en principio tenían que estar finalizadas este mes de junio y que también se han atrasado por los meses de parálisis durante la fase 0 del confinamiento.