«Al salir a la calle he sentido mucha ilusión, me he emocionado». El alcireño Salvador Pinto abandonó ayer el Hospital la Fe tras permanecer 89 días ingresado, de los que ha pasado 68 en la UCI y 21 en planta, tras verse afectado por el coronavirus. El día anterior ya derramó algunas lágrimas cuando la doctora le anunció que le iba a dar el alta, pero las emociones más fuertes estaban por llegar. El reencuentro con su hijo, al que no veía físicamente desde el 18 de marzo, y con otros familiares.

«Claro que estoy contento, muy débil, pero más animado», relató a Levante-EMV desde la ambulancia, camino de Alzira. «No soy el que más tiempo he estado ingresado, pero de los tres primeros seguro», señaló, mientras comentaba que los médicos le han instado a hacer «vida normal» al haber superado una enfermedad -todas las pruebas han dado ya resultado negativo- que le dejará algunas secuelas en el pulmón izquierdo.

Salva Pinto ingresó directamente en la UCI del Hospital de la Ribera el 26 de marzo y con posterioridad fue traslado a la Fe para recibir la terapia de oxigenación con membrana extracorpórea que, a la postre, le ha salvado la vida. Pasó a planta el 2 de junio e inició un proceso de recuperación. Necesita un andador para caminar - «me siento muy flojo», incidía ayer-, aunque le ha cambiado el ánimo. «Está superemocionado de volver a ver a su hijo después de tres meses y tiene ganas de ver a toda la familia», relató su mujer, Mª Jesús Bravo.