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La pandemia también deja a las protectoras en estado crítico

Las asociaciones de la Ribera sufren el desplome económico causado por el virus - Sus ingresos caen al no poder promover eventos para recaudar fondos - Las labores de rescate no han cesado

Perros en las instalaciones de la protectora Ribercan, de Carcaixent, en una imagen de archivo. v. m. pastor

Mientras la mayor parte de la sociedad se da por satisfecha por haber amortiguado las consecuencias negativas de la crisis sanitaria, hay todavía un sector que no ha levantado cabeza. Las protectoras de animales se encuentran en una situación crítica tras un periodo en el que sus ingresos, provenientes de donaciones y recaudaciones en eventos, han caído de manera considerable. Pero sus gastos se mantienen ya que el rescate de mascotas abandonadas y heridas no ha cesado ni siquiera durante el confinamiento.

Un símil sanitario describe a la perfección su estado. Las protectoras de animales se encontraban enfermas, aunque hacían frente a sus patologías, antes de que se decretara el estado de alarma. En estos momentos, su salud se ha agravado y se encuentran en la UCI. Algunas de las asociaciones más importantes de la Ribera, como Ribercan (Carcaixent) o Lacua (Alzira) han lanzado mensajes de auxilio a través de sus redes sociales para aumentar sus ingresos y poder atender a todas las mascotas que rescatan.

Su viabilidad está en juego. «Pese a que la ciudadanía se ha visto obligada a quedarse en casa, el abandono animal no ha cesado y hemos continuado con nuestros trabajos de rescate», explica Rafa Castany, portavoz de la protectora alcireña. Las decenas de mascotas a las que atienden este tipo de colectivos necesitan un cuidado extraordinario: tratamientos veterinarios urgentes, una alimentación especial y, en definitiva, una cuantiosa inversión económica.

Rifas por internet

La única forma que tienen de hacer frente a estos pagos es a través de donaciones y actividades con las que recaudan fondos, como mercadillos o rifas. «Pero en una época en la que no se permiten aglomeraciones, todas las iniciativas que realizábamos antes ahora son inviables. Así que tenemos más gastos que ingresos y nos acercamos a nuestro límite», lamenta Castany.

Las rifas extraordinarias a través de internet se han convertido en una de las pocas fuentes de ingresos. La protectora de Carcaixent ha lanzado una para poder pagar el pienso que necesita para su refugio mientras que la alcireña hará lo propio para hacer frente a los gastos derivados del cuidado de animales.

«Es una suerte que una sociedad tenga grupos de personas tan comprometidos con los animales, ya sea mediante protectoras o a nivel particular. Pero ahora mismo realizar esta labor es muy frustrante y los voluntarios sufren de un gran estrés emocional. Sabes que si no estás, los animales van a sufrir. Pero estamos atados de pies y manos, con una situación cada vez más precaria y un futuro muy negro, en el que no sabes si realizar un rescate más supondrá superar tu límite», concluye Castany.

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