El Ayuntamiento de Càrcer cerró ayer sus puertas hasta nuevo aviso tras conocerse que uno de sus funcionarios ha estado en contacto con una persona que ha dado positivo por coronavirus. En los próximos días se conocerá el resultado de las pruebas y si la localidad alberga o no un nuevo brote de Covid-19.

La medida, por tanto, de momento es meramente preventiva. Ni siquiera se sabe si este trabajador público ha contraído la enfermedad, pero el gobierno local ha optado por la opción más prudente: cerrar sus puertas al público y seguir trabajando por sus vecinos de manera telemática a la espera de la confirmación. Una rápida intervención podría ser la clave para frenar el hipotético brote.

El funcionario, un administrativo que trabaja en el Ayuntamiento de Càrcer, recibió al mediodía de ayer la llamada por parte del equipo de rastreadores, que le confirmó como «contacto estrecho» de un afectado por el coronavirus. El enfermo sería una persona de otro municipio ya que, según los últimos datos ofrecidos por las autoridades sanitarias, la pequeña localidad ribereña no cuenta en estos momentos con ningún caso activo confirmado.

Tras ello, el empleado público avisó al gobierno local de lo ocurrido, para que tomase las medidas que considerase oportunas. Y así lo hizo: suspendió el pleno que se tenía que celebrar por la tarde y decretó el cierre al público del ayuntamiento hasta nuevo aviso. También explicó lo ocurrido a sus vecinos y reclamó extremar las precauciones. «Esto es algo que le puede pasar a cualquiera, es un virus muy fácil de transmitir. Sabemos que está ahí, por eso existen todas las medidas de seguridad y el uso obligado de la mascarilla, pero teníamos que ser rápidos y actuar radicalmente. Más vale pecar de actuar con demasiada precaución que tener que lamentar luego las consecuencias», explicó a Levante-EMV el alcalde de la localidad, Josep Botella.

Antecedente en la comarca

Además, se ha lanzado una serie de directrices muy estrictas al resto de trabajadores públicos. Aunque el consistorio cuenta con las medidas de seguridad pertinentes, se ha pedido a los funcionarios que no salgan de sus casas si no es necesario hasta conocer si, efectivamente, las pruebas médicas determinan que su compañero se ha contagiado o todo queda en una falsa alarma.

«Creemos que es muy difícil que este trabajador esté contagiado. Y si lo está, también sería complicado que toda la plantilla lo estuviese, todo el mundo sabe cómo comportarse y se trabaja siempre con precaución. Pero, aún así, nuestra obligación era avisar a la población y cerrar el ayuntamiento, que seguirá trabajando desde casa», añadió Botella.

El caso es muy similar a lo ocurrido en Sueca, que ya cerró al público el ayuntamiento tras la confirmación de un caso positivo de coronavirus en una trabajadora que no realizaba funciones de servicio público, sino en un departamento interno. El resultado de las pruebas dictaminará si se toman medidas más duras.