Hace casi un siglo, fue una película dedicada al jazz la primera en contar con sonido sincronizado. Pese a ello, todavía a día de hoy es un estilo denostado en muchos centros de enseñanza, que únicamente conciben la música clásica como el camino formativo más puro. No es el caso del Conservatorio Profesional Mestre Vert de Carcaixent, que incorporará a partir del próximo año una asignatura optativa de introducción al lenguaje del jazz.
El centro pasó a ser público, y por tanto incorporado a la red de conservatorios de la Generalitat, en 2017. Desde entonces, tal y como reconoce su director, Fernando Torner, buscan elementos que les doten de identidad propia y, por tanto, les diferencien del resto de centros de enseñanza musical. «A nuestro entender, es necesario diversificar la oferta ya que, a más variedad, más riqueza. El curso pasado montamos una Big Band a través de la asignatura de Música de Cámara y este año queríamos dar un paso más», comenta al respecto Torner.
Para la directiva del centro tiene todo el sentido del mundo que si existen titulaciones específicas de jazz se pueda ofrecer al alumnado la posibilidad de contar con una asignatura, aunque sea optativa, que les introduzca en ese lenguaje musical. Y la respuesta ha sido buena: «Hay que tener en cuenta que es un tema que funciona muy bien. Son muchos los saxofonistas o trompetistas que la demandan porque es una salida profesional muy buena. Así que hemos decidido adaptarnos a esa demanda, con una gran acogida entre las matrículas del próximos curso», revela el propio director. La asignatura contará con tres horas semanales.
Opción de futuro
El conservatorio de Carcaixent es un referente en la comarca. Cuenta con más de cuatrocientos alumnos y nutre a las principales bandas de la Ribera, muchas de las cuales compiten en Sección Especial y se reparten los premios más importantes. Desde el año 2017, forma parte de la red de centros públicos, momento en el que se inició una transformación a diversos niveles. «Ahora participamos en proyectos más innovadores y Erasmus, que nos ayudan a proyectar nuestra imagen internacionalmente. Es cierto que el marco legal no nos deja modificar las asignaturas troncales, que son comunes para todos, pero es a través de estas asignaturas de diseño propio como le dotamos de una identidad que nos diferencia del resto. Como la inclusión del jazz como optativa», apunta Torner.
La mayor posibilidad de salidas laborales es un atractivo, pero para el centro contar con esta asignatura supone enriquecer el conocimiento de sus alumnos. «Vemos que festivales como el Spanish Brass funcionan muy bien y que el futuro está ahí. Pero el hecho de incorporar el jazz a la enseñanza supone dotar de mayor soltura a nuestros estudiantes. Además, a la hora de tocar estilos clásicos también serán mejores músicos. Ser más versátiles les permitirá interpretar cualquier partitura, ya sea de Mozart o de un tema comercial moderno», concluye el director del conservatorio.
