El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 5 de Alzira ha exonerado al Ayuntamiento de Guadassuar de toda responsabilidad en el accidente con una atracción de la feria que se saldó con tres niños heridos leves durante la Fira i Porrat de Sant Vicent, a inicios de 2019.

Según han detallado fuentes municipales, las compañías de seguros del feriante y del ingeniero encargado de revisar la atracción han alcanzado un acuerdo con los familiares de la menor que se llevó la peor parte para pagar la indemnización correspondiente por los daños ocasionados. Tras el pacto entre las partes implicadas, la Justicia ha dado a conocer el auto que exonera al ayuntamiento, que cumplió su papel a la hora de exigir las revisiones técnicas pertinentes previas como en su actuación posterior al incidente.

El suceso tuvo lugar en la tarde del 18 de enero de 2019. Tres menores salieron despedidos de una atracción al abrirse un pasador de seguridad del vagón que ocupaban. Esto provocó que tuviesen que ser trasladados al hospital, la más grave ingresó en La Fe y los otros dos hicieron lo propio en La Ribera. Estos últimos fueron los que recibieron el alta más pronto.

Sin daños irreparables

Pese a que una de las menores sufrió heridas más considerables que el resto, no fueron tan graves como cabría esperar en un accidente de este tipo. De hecho, los testimonios relataron en su momento que, afortunadamente, la atracción se encontraba en un momento en el que se reducía la velocidad, lo que contribuyó a minimizar el impacto de las lesiones.

La atracción quedó inmediatamente clausurada a la espera de la pertinente investigación judicial. Según se pudo saber apenas horas después del incidente, el pasador en cuestión no se encontraba roto e, incluso, se pudo volver a pasar correctamente tras el incidente. Es más, las personas a cargo de la atracción insistieron en que se revisaron todos los vagones cada vez que se puso en marcha y un ingeniero había revisado las atracciones horas antes de la apertura del recinto. Un hecho que dejó perplejo a todas las partes implicadas. Los propios feriantes, una familia afincada en Guadassuar, se interesaron continuamente por el estado de la menor.

«El caso se cierra, pero lo mejor ya ocurrió entonces porque no tuvimos que lamentar daños irreparables. Fue un susto y muy doloroso, especialmente para una de las niñas, pero no ocurrió una desgracia que empañara el buen nombre de nuestra feria, que nunca había vivido una situación así en trescientos años de historia», concluyeron las mismas fuentes.