La imagen se repite pese a la prohibición. Decenas de bañistas decidieron saltarse las restricciones para combatir el calor con un chapuzón en lugares donde no está permitido. Concretamente en el río, a su paso por Sumacàrcer o Antella. Pese a que ambos ayuntamientos decretaron el cierre de sus playas fluviales debido a la falta de medios para regular la afluencia, observan impotentes la llegada de visitantes cada fin de semana.

En l'Assut d'Antella, por ejemplo, un grupo de bañistas incluso retiró la valla instalada por el consistorio para adentrarse en el río. Sin rubor. El paraje nunca ha sido homologado como zona de baño, ya que cuenta con infraestructuras de la Confederación Hidrográfica del Júcar que le añaden peligrosidad. No obstante, los vecinos se han refrescado allí durante años sin percances. Esta condición de lugar sin autorización le impide contar con servicios de socorrista o, por ejemplo, con los nuevos informadores que se hallan en las playas convencionales para recordar las recomendaciones sanitarias y controlar el aforo. Por ese motivo, el consistorio decidió clausurar los accesos.

Algo similar hizo el consistorio de Sumacàrcer con l'Esgoletja. Pero la prohibición y el cierre de caminos no ha sido suficiente. Los bañistas se decantan por eludir las restricciones o buscar lugares alternativos, unos metros más alejados. Como han hecho en más de una ocasión y repitieron el domingo. Las imágenes que acompañan esta información muestran un tramo del Xúquer, situado junto al casco urbano de esta localidad, con varias decenas de personas. Los vehículos, estacionados en caminos rurales no habilitados para este uso, ocupan los dos posibles sentidos de la marcha y llegan a invadir propiedades agrícolas, que llegan a sufrir daños.

La llegada masiva de visitantes pese a la prohibición expresa (doble si se tiene en cuenta que no son lugares habilitados para el baño) irrita a los ayuntamientos, que se sienten impotentes. Carecen de medios para hacer cumplir sus voluntades pese a que son conscientes del riesgo que suponen estas concentraciones de gente, ya sea por la posibilidad de contagios al no garantizarse las medidas establecidas por las autoridades sanitarias, como por lo que implica la presencia descontrolada de bañistas en zonas que no están acondicionadas para este uso.