El verano del coronavirus ha marcado las decisiones de los ayuntamientos al respecto de las piscinas. Las autoridades sanitarias permiten su apertura, pero entre estrictas medidas de seguridad. El límite de aforo, la identificación personal y parcelaria de cada uno de los usuarios, el cierre de vestuarios o la habilitación de turnos específicos para personas de grupos de riesgo son unas condiciones necesarias pero que algunos consistorios veían incompatibles con la propia naturaleza de las piscinas o sin recursos para garantizarlas. Es el caso de Tous o de Alcàntera, que entendieron que estos espacios pueden ser focos potenciales de contagios ya que están llamados a ser utilizados en un ambiente lúdico o de relajación, incompatible a veces con la seguridad.