Una rotonda pondrá fin al peligroso cruce de las carreteras CV-510 y CV-506. O lo que es lo mismo, la intersección situada entre Alzira y Corbera que lleva al Forn de Carrascosa y al cementerio alcireño. La Diputació de València ya publicó en su boletín oficial que sometería a información pública el proyecto, un anuncio que el alcalde, Diego Gómez, recibió con los brazos abiertos.

«Todos los alcaldes queremos que nos hagan caso en materia de infraestructuras, pero esta era realmente necesaria porque durante los meses de verano acoge un gran volumen de tráfico de la gente que se va a la costa pero también lo hace el resto del año, durante la campaña agrícola. También da acceso a una importante zona de diseminados. Eso se ha traducido, en más de una ocasión, en accidentes. Incluso con víctimas mortales», manifestó la máxima autoridad alcireña.

El proyecto lleva muchos años en la lista de deseos del gobierno local, pero hasta ahora no se había materializado sobre el papel. «Mantenemos conversaciones al respecto con la Diputació desde 2015. Los titulares de Carreteras eran conscientes del problema y abogaban por darle una solución, pero existían muchas dificultades técnicas que se han tenido que subsanar hasta poder dibujar sobre un plano la futura rotonda», explicó Gómez. La presencia de un barranco, de una casa de peón caminero o un huerto antiguo son algunas de las complicaciones. «Era necesario tener una serie de autorizaciones e informes de la CHJ», detalló.

Retenciones y accidentes

Los documentos que barajan las dos administraciones también contemplan una segunda rotonda, más pequeña, para apaciguar el tráfico de otro peligroso cruce. Concretamente el que da acceso a la Portella Severino, cuyas entradas y salidas generan retenciones, sustos y algún que otro accidente.