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La pandemia quintuplica las familias que recurren al banco de alimentos

SOS Carcaixent ya ayuda a atender las necesidades de 220 hogares con cerca de 700 personas

Pilar Ferrando y Vicent Castelló, ayer, junto a decenas de bolsas con comida para repartir en la sede del banco de alimentos. pascual fandos

La crisis económica que se deriva de la pandemia del coronavirus se deja sentir ya en las capas más desfavorecidas de la sociedad. El número de familias que recurre al banco de alimentos de Carcaixent se ha quintuplicado en pocos meses y son ya cerca de 220 las que acuden, una vez a la semana, en busca de productos de primera necesidad que ayuden a completar las necesidades nutricionales de más de 700 personas.

«En los primeros meses del año, antes de la pandemia, atendíamos a unas 35 o 40 familias, pero se ha disparado. Antes abríamos una vez a la semana e incluso en intervalos más largos, pero ahora abrimos todos los días de lunes a viernes y hemos hecho unas fichas para ordenar la afluencia y evitar aglomeraciones», explica Vicent Castelló, el presidente de la entidad Som Organització Solidària SOS Carcaixent-Banc d'Aliments, que agrupa a una decena escasa de voluntarios. Castelló no duda en señalar que la demanda de ayuda para cubrir las necesidades básicas «cada día va a más» y aclara que las bolsas que cada tarde preparan los voluntarios -el reparto se realiza a primera hora de la mañana- son sólo «una ayuda».

El banco de alimentos no exige ningún requisito para poder entrar en el reparto de comida, más allá de facilitar el nombre y el domicilio. «Cuando alguien viene a pedir algo es porque lo necesita y hay personas mayores que también necesitan algo de ayuda por que cobran muy poco», relata el portavoz de SOS Carcaixent, mientras señala que «no podemos decir a nadie que no».

Las ayudas de particulares y empresas, ya sea en dinero o con la aportación de comida, la subvención del Ayuntamiento de Carcaixent, que también ha cedido el local que ocupa la ONG, y la colaboración de algunas cadenas de distribución -en un primer momento Consum y ahora Family Cash- permiten al banco de alimentos llenar el almacén para atender a este elevado número de familias. De forma periódica también llegan reservas del banco de alimentos de Valencia.

Vicent Castelló destaca como preocupante que entre los usuarios del banco de alimentos figuran familias muy jóvenes. «Personas de entre 40 y 50 años hay pocas, pero de 25 a 35 años sí hay batantes y a veces hemos visto gente joven que viene llorando diciendo que necesita comer o que lo han perdido todo», comenta, mientras recuerda que el ayuntamiento «también ayuda a todo el mundo».

La organización SOS Carcaixent-Banc d'Aliments comenzó su andadura hace siete años cuando el hijo del actual presidente fue a ayudar a una señora mayor que no podía subir un escalón y conoció para su sorpresa que iba en busca de comida a un centro de beneficencia. Una convocatoria a través de las redes sociales dio lugar al nacimiento de esta entidad. Castelló señala que las cerca de 220 familias que atienden ahora es el grupo más numeroso desde que arrancó esta iniciativa. El perfil de las personas que piden ayuda también ha cambiado. Si en un principio eran mayoritariamente familias inmigrantes, en la actualidad se ha equilibrado prácticamente al 50 % entre extranjeros y españoles.

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