El presidente de la Copal, Vicente Bomboí, recordó que la campaña citrícola arranca en diez días e insistió en que «paralizar la recogida sería catastrófico», por lo que preguntó a los responsables del Consell si se prevén pruebas PCR a los temporeros. Rodíguez Mulero, por su parte, subrayó que la clave para combatir el virus no pasa por las pruebas masivas a los trabajadores sino que reside en «detectar y tener capacidad de aislar» los casos de infección que puedan surgir «para que no se detenga la producción y para garantizar el bien social más allá del bien económico». Asimismo, Rogller Llanes subrayó que los empresarios deben acondicionar espacios por si hubiera que aislar a trabajadores extranjeros infectados y que la Generalitat correría con los gastos extraordinarios de alimentación y limpieza si fuera necesario.