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Reto

Pedalear 410 km en dos días y a 35 ºC

Juan Carlos "Juanky" Rascón completa una ruta ciclista desde Alzira hasta su Linares natal en condiciones extremas

El jienense afincado en Alzira levanta la bici triunfante. levante-emv

Montarse sobre la bicicleta a mediados de agosto, con temperaturas que no bajan de los 35 ºC y recorrer en solo dos días más de 400 kilómetros es una locura. Así mismo lo define el autor de este reto, Juan Carlos Rascón, conocido como «Juanky» en el mundo del atletismo amateur. Este vecino de Alzira completó una complicada travesía, en condiciones extremas, desde la capital ribereña hasta la localidad jienense de Linares, lugar de su nacimiento.

Aunque, según reconoce a Levante-EMV, era un reto que tenía en mente pero al que la pandemia le dio el empujón definitivo: «Hacer una cosa así llevaba mucho tiempo en mi cabeza. Llegó la pandemia, pasé mucho tiempo confinado, las competiciones amateurs se suspendían una tras otra y, además, mi hijo forma parte del grupo de riesgo. Así que yo quería darle ejemplo y demostrarle que hay que luchar y ser constante, que es algo que me ha enseñado el deporte», comenta.

«Juanky» tiene 42 años, dirige una empresa de iluminación y material eléctrico, es padre de familia y, en sus ratos libres, realiza triatlones. Ahí es nada. Aunque reside en Alzira, pertenece a un club deportivo de Carcaixent, al que representa tanto en vueltas populares como en triatlones. Para alguien acostumbrado a salir a diario a correr o pedalear el encierro fue «muy frustrante». «Entrenas en casa, te subes a la bici sobre rodillos pero no es lo mismo. Luego llegaron las franjas horarias, pero estaban muy limitadas. Yo estoy acostumbrado a salir tres y cuatro horas sobre la bicicleta, para nosotros una o dos son insuficientes», recuerda.

Sus primeras salidas fueron en solitario. De ese modo, evitaba el contacto con varias personas para garantizar la seguridad de su hijo y, al mismo tiempo, se preparaba mentalmente para el reto al que tenía pensado enfrentarse. Por su puesto, también buscó algo de ayuda externa. «Yo sabía que era una locura que no hace mucha gente, no solo por el kilometraje sino por las condiciones. No hay ni una sola etapa de ninguna vuelta importante que supere los 210 kilómetros y ellos son profesionales. Sabía que una parte importante iba a ser afrontar la ruta sin apenas recuperación entre un día y otro, así que hablé con Carlos Miquel, mi fisioterapeuta, y con el nutricionista de su equipo», explica Rascón.

Sudor y lágrimas

Como bien dice, las condiciones no eran las más propicias. En pleno agosto y con temperaturas tan elevadas que hacen insoportable un simple paseo para el común de los mortales. «El primer día fue un infierno. No tiene otro nombre. Llegué a estar a 41 ºC y no baje de 35. Hice, aproximadamente, unos 170 kilómetros con el viento en contra, un poniente...», manifiesta y añade: «Aunque iba solo en la bicicleta, mi mujer y mi hijo estaban en un coche, a mi lado. Sobre la bici tuve mucho tiempo para pensar y para sufrir, sobre todo a nivel postural. El viento, insisto, fue horrible, casi me hizo agonizar. Al final fueron diecinueve horas obre la bicicleta entre dos días, con solo seis horas para descansar. Me programé algunas paradas y el ánimo de mi familia me quitaban todo lo malo».

Lo consiguió. A su llegada tuvo una recompensa emocional que difícilmente se puede expresar con palabras: «Es cierto que sacrifiqué dos días de vacaciones, de estar plenamente con mi familia, pero de todo este viaje me quedo con ese momento en el que nos miramos y se nos saltaron las lágrimas».

Claro está, tras ello necesitó varios días para recuperarse y que el dolor desapariciese de su cuerpo. Pero la experiencia valió tanto la pena que ya iensa en cuál será su siguiente locura.

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