Ha sido solo un caso pero con uno basta. El Ayuntamiento de Fortaleny ha dado la voz de alarma tras detectar un caso de envenenamiento de un animal mediante un alimento introducido a través de una valla en una propiedad privada. Aunque la mascota afectada no perdió la vida, el consistorio reclama «humanidad» a sus vecinos para evitar que se convierta en una peligrosa «moda».
Afortunadamente todo quedó en un susto, pero el temor todavía permanece en el cuerpo de este vecino de la localidad. Según ha podido saber Levante-EMV, acudió a una casa de campo que posee a las afueras del casco urbano para realizar tareas de limpieza y mantenimiento, aunque a diario visita a sus dos perros para comprobar su estado.
Una vez allí detectó una botifarra en cuyo interior había una sustancia que, aunque no supo identificar, relacionó automáticamente con algún tipo de veneno. Llevó a sus dos perros de inmediato a un veterinario. Solo una de las dos mascotas resultó envenenada y recibió los cuidados del especialista, aunque no repercutió en daños de gravedad. No obstante, en su cabeza todavía ronda un pensamiento: qué habría pasado si no hubiera acudido durante días o, peor aún, si allí hubiera estado alguno de sus dos hijos pequeños y se hubiesen llevado el trozo de carne a la boca.
Tras poner la pertinente denuncia en la Guardia Civil -el envenenamiento animal es un delito tipificado en el Código Penal- dio cuenta de lo ocurrido al consistorio para que se extreme la precaución en la localidad. «Por el momento no se han detectado más casos similares, ningún otro vecino nos ha avisado y tampoco los operarios municipales han visto nada llamativo, pero estamos pensando en realizar una ordenanza que nos permita sancionar estos casos», explicó la alcaldesa de Fortaleny, Juani Clos. Una declaración de intenciones que busca, evidentemente, que episodios como este no se repitan y que, en caso de que así suceda, reciban un duro castigo.
El consistorio ha lanzado un primer mensaje que a la vez busca alertar y concienciar de lo que podría ser «una moda mortal». «Según parece, lo más común es poner alimentos que atraen la atención de los animales y que están previamente envenenados. Esta comida se coloca en parques o, incluso, en propiedades privadas. El único objetivo de esto es acabar con la vida de muchas mascotas. Algunos objetan que estos individuos se cansan de que sus esquinas huelan a orina o de que los amos no recojan las excrementos de sus mascotas. No hay excusa para quitarle la vida a un animal de una manera tan cruel», manifestó el consistorio.
El ayuntamiento insistió en que intentar envenenar animales es un hecho delictivo y compartió el temor de su vecino: «Queremos que la persona que lo haya hecho se pare a pensar en la posibilidad de que un niño, que todo se lo lleva a la boca, hubiera ingerido comida envenenada», concluyó.
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