El Consell aprobó ayer el cambio del topónimo Villanueva de Castellón por la forma exclusiva en valenciano Castelló y pone fin al expediene impulsado por el ayuntamiento el pasado mes de noviembre para cerrar un conflicto histórico que vivió los momentos de mayor tensión tras la aprobación en 1994 de la forma Castelló de la Ribera.

El actual gobierno municipal liderado por Compromís apostó por la denominación Castelló como una alternativa intermedia en la que las dos partes en conflicto cedían al renunciar al «apellido» -la izquierda local abogaba por la forma Castelló de la Ribera mientras los partidos conservadores defendían en su momento la denominación Vilanova de Castelló- que salió del ayuntamiento sin consenso y que, finalmente, ha superado todos los filtros, incluso el del ministerio para comprobar si había otro municipio en España con el mismo topónimo. «Un sueño cumplido», reconoció ayer con satisfacción el alcalde, Òscar Noguera, que a diferencia de la crispación que generaron anteriores intentos de valencianizar el nombre del pueblo, la serenidad y la tranquilidad han presidido el proceso actual. Las pintadas para modificar los nombres del municipio que aparecían en las señales de tráfico han sido una costante en las últimas décadas.

«Seremos el único municipio de España con la denominación Castelló a secas, el ministerio ha confirmado que no hay ningún pueblo con este nombre», comentó Noguera, que se mostraba especialmente satisfecho. «Espero y deseo que se cierre una herida, la propuesta de la forma Castelló no era ni más ni menos que para evitar conflictos», incidió el alcalde, mientras señalaba que el nombre será oficial en el momento en que se publique el acuerdo del Consel en el diario oficial.

«Espero que esto ponga fin al enfrentamiento que había entre la ciudadanía, nadie tiene que cambiar escrituras, nombres ni absolutamente nada. El ayuntamieno irá poco a poco cambiando los membretes de todos los documentos, la intención no es herir a nadie y cada persona, dentro de su libertad, puede utilizar el nombre que crea más conveniente, a mi eso no me hiere», incidió el munícipe.

El ayuntamiento había logrado el respaldo de la sección de toponimia de la Acadèmia Valenciana de la Llengua y con posterioridad también del pleno a la forma Castelló para valencianizar el nombre del municipio en una resolución del pasado 26 de junio que valora que el nombre se trtaa del nombre más adecuado. Los grupos de la oposición en el ayuntamiento cuestionaron que esta alternativa fuera viable, dado que hay otros municipios con la misma denominación y, al mismo tiempo, reclamaban la convocatoria de una consulta popular para decidir el topónimo sin reabrir viejas heridas. Esquerra Unida, socio de Compromís en el gobierno municipal, abogaba por su parte por la forma Castelló de la Ribera.

Compromís, grupo mayoritario en el gobierno, se comprometió a volver a reunir a todas las fuerzas políticas para consensuar otra denominación si la propuesta que aprobó el pleno en noviembre era desestimada, si bien defendía que la forma Castelló generaba un amplio consenso en el habla popular. El expediente tramitado llegó ayer a su fin con la aprobación por parte del pleno del Consell del nuevo topónimo y, en principio, cierra más de treina años de debate.