El casco antiguo de Alzira da mucho juego. La inclusión del extremo occidental de la Vila en el concurso de ideas impulsado por la Fundación Richard H. Driehaus para que cualquier arquitecto interesado pudiera presentar propuestas de intervención para recuperar el Portal de Santa María y antigua Alcazaba da cuenta de la singularidad del enclave. La conservación de la muralla almohade que rodeaba la antigua Algezira, los restos del puente de Sant Gregori y la presencia del cauce del Xúquer bordeando el núcleo urbano, así como los elementos que una excavación puedan sacar a la luz de la desaparecida iglesia de Santa María, se conciben como mimbres para la recuperación de un enclave con historia, aunque muy desdibujado hoy en día. Un jurado internacional concedió los 12.000 euros del primer premio a una propuesta que plantea la reconstrucción del campanario de la antigua iglesia, derruido en el año 1950, como eje vertebrador de la nueva plaza que se abrirá en el lugar que ocupaba el templo que ordenó construir el rey Jaume I. Las otras catorce propuestas presentadas al concurso dan cuenta de las posibilidades de esta fachada de la Vila para los viajeros que llegaban desde València, con un amplio abanico de alternativas. Desde la que plantea aprovechar el cuartel de la Guardia Civil para habilitar una residencia para personas mayores -el resto contemplan la demolición de un edificio declarado por el ayuntamiento fuera de ordenación al ser impropio del centro histórico- y a la vez reafirmar el uso religioso del enclave con la construcción de un nuevo templo «que recoja la memoria de su tiempo», a otras propuesta mucho más vanguardistas que trazan unas líneas ondulantes como alegoría de una crecida del Xúquer de las que Alzira ha sufrido de forma cíclica. Callejuelas, galerías, pasajes, escaleras, rampas, elementos que evocan el antiguo puente de piedra -una pasarela peatonal en un caso y una imagen de Sant Gregori para recordar el lugar en el que se encontraba la capilla, en otro-, así como diferentes formas de ordenar la transición entre el núcleo urbano y el río forman parte de las propuestas, que también recuperan la trama urbana de la Vila, la tipología constructiva tradicional y, por otra parte, plantean alternativas para revitalizar este extremo occidental del casco antiguo. Desde la creación de un gran centro cultural que aglutine diferentes servicios, una oficina de turismo y un hotel entre ellos, a la construcción de un mercado «al detall». Con todo, fuentes consultadas detallan que el objetivo del concurso es recuperar un espacio histórico y una trama urbana que tienen su especial valor por ser únicas. «O se tienen, o no se tienen», subrayan, más allá de realizar propuestas arquitectónicas que se podrían aplicar en cualquier otro lugar. El equipo de arquitectos sevillanos formado por Elena Jiménez y Abelardo Linares, con la colaboración de Paloma Márquez, se alzó con el primer del concurso con su propuesta «Ad Fontes», regreso a las fuentes, mientras el jurado concedía dos menciones de honor a la propuesta presentada bajo el lema «La Isla del Xúquer» por Víctor Manuel Guimerá y Mª del Pilar Rama, y a la denominada «Lienzos de la Vila», firmada por Alejandro Martínez del Río y Francisco Javier Gómez Patrocinio. La primera plantea con el objetivo de recuperar la «esencia histórica» de la Vila la excavación del terreno para bajar a la cota original y recuperar de ese modo «la imagen histórica hacia el río y poner en valor los restos arqueológicos de la muralla almohade, el puente de Sant Gregori y la iglesia de Santa María». Esta propuesta diseña un nuevo centro histórico-cultural alrededor de los restos de la antigua iglesia, que se integrarían en la plaza de Santa María, y que contaría con un hotel parador, un horno de promoción del dulce típico de Alzira conocido como «reganyà» o el Mercat de la Vila. También contempla la recuperación del desaparecido Molino Real, que albergaría un museo. La nueva plaza se concibe como un espacio para espectáculos teatales, conciertos acústicos o de danza, si los restos arqueológicos los permiten. La otra propuesta distinguida con un mención de honor, la denominada «Lienzos de la Vila», recupera «desde su huella» el patrimonio desaparecido, tanto el puente pétreo como la iglesia, y a la vez integra la muralla que sí se conserva en el conjunto. «El tejido urbano cose, articula y vuelve a dar unidad y alzado a la Vila», detallan los autores. En este caso, la traza de la iglesia de Santa María recupera su papel como centro de encuentro y el diseño elaborado prolonga el parque de las murallas en dirección al río, «remarcando el límite histórico de la ciudad y recuperando su imagen amurallada». El gabinete del arquitecto alcireño Quino Bono también presentó su propuesta al concurso a través de un diseño titulado «La Porta del Xúquer» que plantea la creación de un espacio público para la celebración de todos tipo de actos sociales, culturales, religiosos y de esparcimiento. La propuesta se articula en torno a la Nueva Plaza de la Iglesia y, por otra parte, conecta el centro histórico con el río a través de la denominada «Porta Ferrissa». La propuesta denominada «Estratos» se basa en los restos que puedan aparecer de la desaparecida iglesia para reinterpretarlos y convertirlos en el centro de una plaza con graderío que uniría la ciudad con el río mediante una galería subterrénea. La reconstrucción del desaparecido campanario, de forma real o «alegórica», se contempla en diferentes propuestas. El proyecto presentado con el lema «Saludos de flores y copas» apela al cultivo tradicional de la tierra y ordena el «nuevo barrio del Júcar» en torno al Palacio de Azahar, un edificio con fachada de estilo tradicional valenciano, y la Plaza de Naranjos en la que confluiría la calle Mayor Santa María.Con todo, la propuesta que más se diferencia del resto es la que lleva por título «El río, la isla, la Vila», que diseña un espacio público que descansa sobre unas líneas sinuosas, ondulantes, que siguen la trayectoria del Xúquer y representan una alegoría de una crecida. El Ayuntamiento de Alzira ha manifestado su disposición a materializar el proyecto ganador y, para ello, buscará financiación, mientras trabaja de la mano de la conselleria y el equipo redactor para incorporar las mejoras que sugirió el tribunal como la conexión con el río o la recuperación del Molí Reial.