El cullerense de 26 años Héctor Melero Martí, que nació ciego y tras cinco años de preparación ha conseguido aprobar las oposiciones a las carreras judicial y fiscal, se quedó«en shock y liberado» cuando le anunciaron que había logrado su meta. «Siento gratitud hacia la vida porque soy una persona muy afortunada, he conseguido lo que me he propuesto y he sufrido para conseguirlo, y eso me da aún muchísimo más valor», afirma. También confiesa que siempre le ha atraído el Derecho: «me gustaban los conflictos jurídicos y me preguntaba si sería capaz de aprobar una oposición». El joven, que no ha utilizado el sistema braille para estudiar los 325 temas que componen la oposición a juez sino que los ha memorizado gracias a un programa de sistema de voz que verbaliza las palabras que aparecen en la pantalla, asegura que va a ser fiscal. «El fiscal habla más que escribe y a mí me gusta mucho hablar», confiesa en una entrevista concedida a la agencia EFE. Además, explica, el Ministerio Fiscal interviene sobre todo en el ámbito del derecho penal, que «me gusta muchísimo» y también porque en el ámbito del Derecho Privado y el Derecho Civil intervienen en la protección de derechos fundamentales y libertades públicas, y cuando entran en conflicto intereses de menores o de personas desamparadas.

«Me siento muy contento y muy feliz porque han sido cinco años de oposición», asegura el primer invidente de España en aprobar una oposición a juez. Cuando le destinen lo hará «con ganas de conocer partes del territorio nacional y de ser feliz y disfrutar». Según Melero, «en el momento que me dijeron que había aprobado se me pasaron por la cabeza muchas y ninguna cosa a la vez. Te quedas en shock y es un momento de liberación porque solo piensas en que si hubiera suspendido tenía que volver a empezar». Y añade: «te acuerdas de muy pocas personas y de muchas a la vez, de todo el mundo que te ha apoyado, que me paraba por la calle y me preguntaba qué tal la oposición, de personas de mi familia, de mis amigos, que estuvieron conmigo y consiguieron que esas horas previas al examen fueran las más felices de mi vida». «La gente me quiere, me ha apoyado y me ha visto desde pequeño», añade. Y no cree que ser invidente dificulte su labor. «Algún problema habrá pero sé que voy a ser capaz de superarlo y que tendré ayuda tanto de la administración, por los problemas de accesibilidad que podemos encontrar, como de la ONCE, que es muy importante para nosotros», asegura.