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Alzira apremia al cura a quitar el pináculo de la torre gótica

El ayuntamiento emplaza a la parroquia de Santa Catalina a eliminar el riesgo de desprendimientos actual y a reparar la gran grieta de la espadaña

Alzira apremia al cura a quitar el pináculo de la torre gótica

El Ayuntamiento de Alzira ha apremiado a la parroquia de Santa Catalina a desmontar el pináculo que corona la espadaña del campanario y a realizar los trabajos necesarios de consolidación de la grieta transversal que ésta presenta, a través de una nueva orden de ejecución que incide en la dictada por el consistorio días antes de que la declaración del estado de alarma por la expansión de la pandemia del coronavirus paralizara la actividad a mediados de marzo.

Los técnicos habían alertado entonces del riesgo inminente de caída del pináculo de la torre-campanario gótica de Santa Catalina y, a las puertas de la celebración de la «Crida» fallera, el ayuntamiento rodeó con vallas la base de la torre para garantizar la seguridad de los asistentes.

Paralelamente, se dictó una primera orden de ejecución en la que se concedía al párroco un plazo de quince días para retirar el pináculo y evitar el peligro de desplome sobre la vía pública. La concejal de Urbanismo, Sara Garés, explicó ayer que la declaración del estado de alarma paralizó todos los plazos administrativos y que, pasado el tiempo sin que se haya corregido el riesgo, el ayuntamiento reitera la orden de ejecución «para que no haya ninguna confusión».

La resolución aprobada en una reciente junta de gobierno ordena a la parroquia que, previa autorización de la Conselleria de Cultura -entidad que tiene la última palabra en cualquier intervención en un conjunto que dispone de protección integral al estar declarado Bien de Interés Cultural (BIC)-, y en base a un proyecto técnico, proceda al vallado y señalización de la vía pública afectada por el riesgo de caída de cascotes o elementos de la torre, a desmontar el pináculo y retirar cualquier elemento que pueda desprenderse a la vía pública y, en particular, los ladrillos cerámicos que conforman el piso del segundo balcón.

Por otra parte, el consistorio también ordena ejecutar las obras de consolidación de la gran grieta transversal que presenta la cúspide de la espadaña, así como la restauración de los anclajes férreos de los dos balcones sobre el muro.

La resolución de la junta de gobierno concede un plazo de tres meses desde la obtención de las autorizaciones necesarias, por un lado de la Conselleria de Cultura y posteriormente la licencia municipal, para cumplir estas orden de ejecución y, en el caso de que venciera el mismo sin haber realizado las obras, advierte, el consistorio podrá impulsar la reparación a través de una ejecución subsidiaria a costa del interesado por el coste estimado por los técnicos, que supera los 86.000 euros.

El párroco de Santa Catalina, Enrique Masiá, ya defendió en su día en declaraciones a Levante-EMV que nunca se ha negado a cumplir con sus obligaciones y que en este caso no sería una excepción, si bien había solicitado un informe para conocer la patología de la torre, determinar el alcance del problema y poder ofrecer una solución, aunque inicialmente fuera provisional.

El informe del jefe del servicio de Gestión del Territorio, fechado el pasado 26 de febrero, alertaba del grado de deterioro del campanario gótico de Santa Catalina y de la existencia de un riesgo «inminente» de caída del pináculo que corona la espadaña. El técnico señalaba que los daños observados son los propios de este tipo de edificaciones y situaba su origen en la «falta total de mantenimiento y la realización de intervenciones desafortunadas» en la torre. «La más grave de estas intervenciones fue su desventramiento, al eliminar las bóvedas intermedias», detallaba.

Este informe municipal aboga por recuperar las tres bóvedas de la torre-campanario y por instalar en la parte superior una losa armada de pequeño espesor que ayude a compensar sus empujes. También advierte de que era necesario «consolidar los muros del cuerpo principal construidos con muros a la romana de sillarejos a dos caras» y, en última instancia, recomendaba redactar con carácter de urgencia un proyecto arquitectónico de restauración integral de la torre.

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