Sobrevuelan los cielos pero pasan inadvertidos para la mayoría de seres humanos. En contadas ocasiones se dejan ver en plena urbe, pero su presencia resulta de lo más llamativa. Su nombre, además, tiene una connotación negativa ya que se les relaciona, debido a su régimen alimenticio, con la muerte. Hablamos de buitres, aves que, con el paso de los años, aparecen de manera recurrente (y cada vez con mayor frecuencia) en los núcleos urbanos. El último caso se produjo hace escasos días en Algemesí pero, a lo largo de los últimos años, se han vivido episodios similares en Castelló, Turís o Alzira, por ejemplo.

Los buitres se dejan ver en la Ribera

Aunque en reposo son animales mucho más pequeños que cualquier persona, cuando extienden sus alas pueden alcanzar una envergadura de dos metros. Con todo, superan ampliamente el tamaño de cualquier ave de las que se pueden ver habitualmente en entornos urbanos. De ahí que su aparición en estos espacios genere siempre gran expectación. De hecho, varias personas se arremolinaron ante el buitre que descendió hasta una calle de Algemesí el pasado fin de semana. Como si de un espectáculo circense se tratara, todo el mundo quiso inmortalizar con sus teléfonos el curioso avistamiento.

Los buitres se dejan ver en la Ribera

Aunque se trata de un hecho que, desde luego, no se ve todos los días, lo cierto es que estas escenas se repiten cada vez con una frecuencia mayor. Según apunta Juan Monrós, director del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universitat de València, las visitas de los buitres esconden un realidad que es la de la falta de recursos alimenticios. Y no, no se trata de que deban rebuscar entre las papeleras para hacerse con un bocadillo de fiambre.

«Hace cincuenta años era una especie que se encontraba en serias dificultades. En los campos se arrojaba todo tipo de productos que provocaban el envenenamiento de buitres. Cuando éstos se prohibieron, creció la población de estos animales», explica Monrós. De hecho, la Sociedad Española de Ornitología estima que en 1979 apenas se contabilizaron en el país poco más de 2.000 parejas de buitre leonado (el buitre común). El número se multiplicó por diez apenas treinta años después.

Los buitres se dejan ver en la Ribera

«Hay que tener en cuenta que se trata de aves carroñeras que se alimentaban, principalmente, de ovejas y animales muertos abandonados por los ganadores. Esta práctica se eliminó a raíz del episodio de las conocidas como Vacas Locas, por lo que ese crecimiento de las poblaciones de buitres se topó de lleno con una disminución del alimento disponible por lo que eso se traduce en que no hay suficiente para todos», razona el biólogo valenciano. En ese escenario, los buitres más jóvenes «son los que encuentran más problemas para alimentarse ya que tienen que competir con los adultos», añade.

Más población y menos recursos alimenticios no es la mejor de las ecuaciones. De hecho, se traduce, inevitablemente, en aves debilitadas que, en muchas ocasiones, incluso se desorientan. Según señala Monrós, dependiendo de la especie, el periodo de migración abarca desde inicios de agosto hasta finales de octubre. «No es que se adentren en las poblaciones, pero las pillamos en ese momento. Esa falta de alimento hace, precisamente, que apuren todavía más el momento en el que toman rumbo hacia tierras africanas para lograr la energía suficiente como para realizar su viaje. Consecuentemente, también provoca que sean los que peores condiciones tienen, los que más sufren durante el proceso y deban detenerse para recuperar fuerzas. Claro está, lo hacen en el lugar que más cerca tengan, aunque sea una ciudad», aclara.

Un buitre sobrevuela las calles del centro de Alzira

Un buitre sobrevuela las calles del centro de Alzira

A su llegada a espacios urbanos, son el centro de todas las miradas. Pese a esa inevitable simbología que le relaciona con la muerte, «se trata de animales muy tranquilos», comenta Monrós, que añade: «No suelen ser peligrosos ya que carecen de garras y cuando llegan a tierra están muy agotados. Eso no quiere decir que no puedan reaccionar con su fuerte pico si nos acercamos demasiado y se sienten amenazados».

Afortunadamente, el animal, rescatado por la Policía Local de Algemesí fue trasladado al Centro de Recuperación de Fauna de El Saler, donde su personal le dio de comer y beber. «Gracias a los cuidados que se le han prestado, se ha recuperado y se encuentra en buen estado de salud», detallan fuentes oficiales de la Conselleria de Medio Ambiente. El joven ejemplar llegó debilitado y no presentaba ningún tipo de identificación, aunque se cree que procedería de alguna sierra del interior. «Está previsto que la semana que viene se le suelte, a través del Centro de Recuperación de Fauna de Forn del Vidre, en la Tinença de Benifassà, donde hay buitres y encontrará recursos para su alimentación», concluyeron las mismas fuentes.

antecedentes. A lo largo de los últimos años se han producido avistamientos en varios puntos de la comarca.

1. Un buitre sobrevoló la Plaça Major de Alzira el año pasado.

2. Ave aparecida en Castelló.

3. Una rapaz se «coló» en un cumpleaños en Turís. 4 Buitre localizado en Algemesí la pasada semana F