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El "trenet" que llevó el progreso hasta Benimodo

La restauración convierte el apeadero en símbolo de la prosperidad del municipio

La estación ferroviaria de Benimodo tras la restauración y limpieza del entorno.

El conjunto de cambios producidos en las postrimerías del siglo XIX permitió a la sociedad el tránsito definitivo hacia la modernidad. Influyeron la industrialización, la migración hacia las ciudades, la creación y mejora de las infraestructuras de abastecimiento, comunicación y transporte, y los avances tecnológicos. En este escenario, la mayoría de poblaciones opostaron por lograr una estación del ferrocarril para garantizarse el progreso. Acertaron. El tren revolucionó el transporte de mercancías y viajeros e hizo que muchos municipios avanzaran social y económicamente. Benimodo fue uno de ellos, según certifican los estudios históricos elaborados por Rafael López Andrada.

Benimodo luchó para engancharse a la vía estrecha que unía València con Villanueva de Castellón, cuyo primer tramo se puso en marcha en 1893. El desarrollo económico de la Ribera Alta como importante zona productora de arroz y de naranjas fue razón más que suficiente para enlazar la comarca con el puerto de València para facilitar la exportación de los productos agrícolas y la importación de fertilizantes. El 9 de febrero de 1895 se inauguró el tramo de línea entre Picassent y la Rambla de Carlet y el 1 de noviembre de 1895 el que enlazaba la Rambla de Carlet con Alberic, que era el que correspondía al apeadero de Benimodo. Finalmente, el 11 de julio de 1915 consiguió su destino final: Castelló.

Primero los trenes circulaban a vapor, después la línea se electrificó a partir de 1944 con el tramo València-Nazaret y acabó en 1956 con la llegada del tren eléctrico a Castelló. Los trámites para la concesión del tramo de línea que iba de Carlet a Alberic, abierto en 1895, no fueron fáciles. Se tardó en autorizar la construcción del apeadero, a pesar de los esfuerzos del consistorio municipal por conseguir una parada en el pueblo. Lo testimonian las actas de las sesiones plenarias celebradas el 29 de marzo de 1893 y el 21 de agosto de 1895, según ha corroborado López Andrada.

Finalmente, se construyó un modesto apeadero en las proximidades del pueblo, apenas después de atravesar el río Seco, la Rambleta, a unos 500 metros al este de la población en terrenos pertenecientes a Carlet. La llegada del ferrocarril fue un hecho destacable, aunque tendría que pasar un buen puñado de años para que Benimodo tuviera su propia estación. Hasta ese momento, los usuarios del transporte ferroviario, que entonces circulaba a vapor, disponían de un discreto apeadero, puesto que tenemos que considerar que los equipajes y mercancías se tenían que facturar en la estación de Carlet.

En los años veinte del siglo XX algunas voces empezaron a exteriorizar la demanda de una estación: «Queremos para nuestro pueblo, que el misérrimo apeadero hoy existente sea convertido en estación, con muelles de carga y descarga de mercancías, que tiene que contribuir, indudablemente, al establecimiento en la localidad de almacenes de confección de naranja y pasa, para la exportación al extranjero», se podía leer en la prensa de la época.

El aspiración de convertir el apeadero en una moderna estación fue materializándose a partir de 1927, concreta Rafael López. El proyecto se aprobó el 13 de diciembre de 1928 y el edificio empezó a construirse el 18 de febrero de 1929. La nueva estación de ferrocarril se inauguró el 7 de junio de 1930. Su funcionamiento, con el paréntesis de la cruel Guerra Civil y la posterior y no menos dura posguerra, ha coincidido con un progresivo periodo de desarrollo económico en Benimodo.

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