La tormenta de granizo que el sábado por la tarde descargó sobre algunos municipios de la Ribera en plena campaña de recolección del caqui provocará una merma adicional en una cosecha que ya había sufrido una drástica reducción por las anomalías climáticas de la primavera y el efecto de las plagas, que continúan activas en octubre debido a las altas temperaturas y la falta de medios efectivos para combatirlas. La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA) cifró ayer en más de cuatro millones de euros las pérdidas provocadas por el granizo tras estimar en 2.000 hectáreas la superficie de cultivo, principalmente de caquis y cítricos. Las imágenes del radar sitúan en torno a Massalavés y Benimuslem el área donde la tempestad descargó con mayor intensidad, si bien el pedrisco también ha afectado partidas rurales de los términos de Benimodo, l’Alcúdia, Guadassuar, Alzira, Alberic o Carcaixent, entre otros.

Fuentes de AVA detallaron que la franja afectada por el pedrisco es estrecha, de apenas un kilómetro de ancho, aunque ha dejado daños «devastadores» con una afección media del 50 %, si bien en los campos más castigados ésta alcanza el 100 % de la cosecha en una época en la que ya se está recolectando tanto el caqui como las variedades tempranas de mandrinas y naranjas. Con todo, la piel del caqui es más sensible a los impactos del granizo.

El delegado de AVA en Massalavés, José Alberto Martorell, relató que la tormenta entró por las montañas de Matamón y la Florentina de l’Alcúdia y pasó por Massalavés en dirección a Benimuslem. Según relató, la zona más afectada en su localidad es la que linda con Benimodo. Martorell cultiva tres parcelas de caqui en la partida del Resalany (Benimodo) y, según relató, dos de ellas «si no están afectadas al 90 % lo están al 100 %». El agricultor había realizado los tratamientos para adelantar la fruta y tenía previsto iniciar ayer la recolección, con una estimación de 70.000 kilos de caqui, aunque no llegará a tiempo. La afección de un tercer campo ubicado a apenas 700 metros oscila en una primera valoración entre el 50 y el 60 %, por lo que todo queda a la espera de la peritación del seguro y de que el comercio analice la fruta que todavía se puede aprovechar.

El agricultor detalló que la tormenta descargó sobre el núcleo urbano «granizo puro» y que, justo en el otro extremo de la población, entre Massalavés y Guadassuar, y a apenas un kilómetro de distancia del pueblo, ayer retomó la recolección de cítricos sin detectar fruta afectada.

«Llueve sobre mojado», comentó José Alberto Martorell, mientras recordaba que los agricultores ya afrontaban la campaña del caqui con grandes mermas a pesar de no haber tenido en la zona ningún siniestro y que el área afectada por la tormenta de granizo del sábado «es en la que más producción de caqui hay».

AVA-Asaja advirtió ayer de que muchos agricultores han perdido buena parte o incluso toda la producción en una campaña en la que, tanto en el caqui como en los cítricos, los precios en origen son razonables debido al equilibrio entre la oferta existentes y la demanda empujada por la Covid-19. En el caso del caqui, inciden fuentes de AVA, la piedra se convierte «en la gota que colma el vaso porque viene a agravar la drástica disminución de cosechas tras los efectos de la anomalía climática de la primavera y la incidencia sin precedentes de las plagas y enfermedades («cotonets», moscas blancas y necrosis foliar) que se sitúa en el 50 % del aforo potencial del cultivo». En este sentido, indicaron que a las parcelas que alcanzan un 100 % de afección habrá que sumar muchas otras con niveles de daños del 70 u 80 % en las que tampoco entrarán los «collidors» porque los costes de mano de obra no permiten compesar los ingresos al caer de forma tan significativa la producción.