Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

«El trauma del incendio no nos deja dormir y vamos a tardar en volver a casa»

Siguen sin luz

Ventanas, balcones y aparatos de aire acondicionado quedaron completamente abrasados por el incendio del bajo comercial. | RUBÉN SEBASTIÁN

Las horas en vela se acumulan pese a que el incendio se apagó más de 24 horas atrás. Conciliar el sueño se ha convertido en una tarea harto compleja para los vecinos del edificio situado sobre la tienda de motos de Alzira que ardió en la madrugada del miércoles. «El trauma no nos deja dormir y ni siquiera sabemos cuándo vamos a poder volver a nuestras casas», explicaban ayer.

El olor a quemado es tan penetrante que se nota incluso a una decena de metros del portal del edificio. Pese a que el acceso se encuentra en la calle paralela a la del local arrasado por las llamas. María José, vecina del segundo piso, reconocía que su familia ni siquiera pudo pegar ojo. «Nadie ha podido dormir, mi hija de dieciséis años me decía que no se le iba de la cabeza el ruido de las explosiones de las motos y mi marido se ha ido a trabajar llorando. Esto es muy duro», explicó a Levante-EMV.

Los técnicos de las compañías de seguros desfilaron por las viviendas, linterna de móvil en mano, porque el bloque todavía no había recuperado el suministro eléctrico, a lo largo de la jornada de ayer y no daban crédito a lo que veían. «El perito se ha echado las manos a la cabeza cuando ha visto el piso. Es pequeñito, solo 60 metros cuadrados, y ya me ha dicho que el seguro que alcanzo los 12.000 euros en daños, sin contar los desperfectos de la fachada, ventanas o el balcón», relataba María José. No obstante, éstos pueden aumentar con el paso del tiempo. «Algunos electrodomésticos o incluso el sofá pueden quedar inservibles aunque a simple vista parezca que no tienen nada. Todos pensamos que, aunque los seguros nos cubran daños, esto nos va a costar mucho dinero del bolsillo. Nos han arruinado la vida», añadió.

Temblores

Además, los vecinos tienen la ligera impresión de que existen daños en el edificio todavíasin identificar: «Yo noté un fuerte temblor por las explosiones y no descartamos que el bloque se haya movido. En el primer piso han aparecido grietas», manifestó María José. Su hogar estaba casi como lo dejaron la madrugada del miércoles cuando fueron evacuados, a excepción de los enseres personales necesarios que pudieron recoger tras extinguirse el incendio. Una capa de polvo negro lo recubre todo. Incluso el plato de la ducha. «El humo entraba por las rejillas del aire acondicionado porque es centralizado», destacó María José.

A la impotencia tras el traumático suceso se suma, además, la incertidumbre de no saber cuándo van a regresar a sus hogares porque, por el momento, están inhabitables. «Tengo la sensación de que en un mes no volveré a mi casa. La primera noche la hemos pasado en casa de una amiga, por suerte muchas personas nos han ofrecido su ayuda y será imposible devolver tanta gratitud. También hemos recibido muchos mensajes de ánimo, pero nadie sabe lo duro que es esto, solo quiero que mi casa vuelva a estar como antes», relataba la afectada.

El único consuelo que les quedaba era aferrarse a que, si tienen en cuenta el tipo de suceso acontecido, las consecuencias podrían haber sido fatales. «Por suerte, seguimos aquí. Menos mal que nos ha pillado en esta época, si llega a ocurrir en verano, con todas las ventanas abiertas... No quiero ni imaginar lo que nos habría pasado», sentenció María José.

«Esto es un desastre, bajo de ver cómo está el piso y aún tengo los pelos de punta»

José: «Aunque vivo en el ático, voy a necesitar una brigada de limpieza»

Compartir el artículo

stats