Era sábado y 24 de octubre, como hoy, cuando una modesta celebración sirvió para bendecir las nuevas instalaciones del colegio La Purísima de Alzira que la congregación de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada había construido en Tulell, entonces una partida rural al otro lado del río Barxeta. Arrancaba el curso 1970/71 y la comunidad educativa estrenaba un colegio construido en poco más de un año ya que el antiguo edificio de la calle Santa Lucía, en la Vila, se había quedado pequeño y no cumplía los requisitos exigidos por la inspección.
Se cumplen 50 años de aquella bendición que, de algún modo, abría una nueva etapa en ausencia de una inauguración formal y el colegio se dispone a conmemorar la efeméride a través de las redes sociales ya que las restricciones que impone la pandemia del coronavirus tampoco permiten en esta ocasión grandes celebraciones.
El colegio había pedido la colaboración de antiguos alumnos, como protagonistas de la historia del centro, para que aportaran fotos de su etapa, vídeos o simplemente compartieran recuerdos para difundirlos poco a poco, si bien hoy, al cumplirse justo 50 años de la bendición, se publicarán mensajes de felicitación de la superiora general de la congregación, la hermana Aniuska Aponte; de la superiora provincial, Sor Mª Luisa López, y del presidente del patronato que gestiona la Fundación Educativa Franciscanas de la Inmaculada, José Luis Ferrando.
El colegio la Purísima cumple 50 años en Tulell, un área de expansión urbana que en la actualidad acoge otros dos centros de Primaria, un instituto de Secundaria, una escuela infantil y el campus de la Universidad Católica, si bien su historia es mucho más amplia ya que las franciscanas, que habían llegado a Alzira en 1879, iniciaron cuatro años después (1883) su labor docente con la apertura del parvulario «Nuestra Señora del Buen Consejo», que fue creciendo hasta convertirse en el colegio La Purísima. El centro creó el servicio de internado en 1953, ya que recibía alumnas de diferentes municipios, y también introdujo el Bachillerato, hasta que los problemas de espacio forzaron el traslado.
En junio de 1969 se celebraba un acto de colocación de la primera piedra del nuevo colegio. El nuevo edificio permitió ampliar la oferta educativa; además del parvulario, en un primer momento COU y después también la Secundaria pasaron a ser mixtos y a finales de los ochenta se suprimió el internado. El colegio, que ha llegado a superar el millar de alumnos, se ha adaptado a las nuevas leyes educativas, es actualmente un centro concertado y cuenta con 882 alumnos.
