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Sinyent se rearma para resistir

La consolidación estructural de la antigua casa señorial da paso a las obras de reconstrucción de la cubierta, una intervención clave para la conservación del edificio propiedad de AVA, y a la reparación del techo de la antigua sedera

Matoses, en la primera planta de la casa señorial. pascual fandos

Perspectiva del primer piso, en la ampliación que realizó la Valldigna. pascual fandos

Vista exterior con los tramos consolidados en los extremos y al centro. fandos

Matoses observa un tramo hundido de la cubierta de la sedera. pascual fandos

Sinyent se rearma para resistir

Sinyent se rearma para resistir

Sinyent se rearma para resistir

Sinyent se rearma para resistir

Las investigaciones realizadas por el equipo que encabeza Ignacio Matoses para elaborar el plan director de la Granja de Sinyent, el documento que establece las prioridades a la hora de intervenir, han permitido dar forma a lo que, en base a las referencias localizadas, debió ser el edificio. Se trata de una construcción de tipología gótica que se levantó sobre un edificio preexistente de época foral, de finales del siglo XIII o principios del XIV, desde el que se gestionaba el paso del Xúquer y que con posterioridad se adaptó a los usos como granja y como finca agrícola.

Los expertos destacaron que, muy probablemente, se tratra de uno de los edificios de carácter señorial más primitivos del antiguo Reino de Valencia -anterior incluso a l’Alqueria del Moro que estaba considerado la más antigua-, si bien fue transformado a partir del año 1326 tras su adquisición por Pedro Fernández de Campedró en nombre del monasterio de la Valldigna para utilizarlo como granja cisterciense.

Corresponde también a esta etapa la galería de arcos que caracteriza el edificio ya que se debió utilizar como granero.

Los técnicos han estimado en torno a los dos millones de euros el coste de la restauración de este inmueble, que se localiza en la finca experimental que la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA) gestiona en Polinyà de Xùquer.

El fenómeno meteorológico conocido como «downburst» o «reventón» que en julio de 2018 arrancó la sobrecubierta metálica que protegía la Granja de Sinyent asestó un golpe que se presumía de gracia a la construcción más representativa del gótico civil que se conserva en la Ribera, que ya muy debilitada, quedaba inerme frente a los nuevos daños que las inclemencias meteorológicas pudieran provocar en ella. La falta de protección aceleró durante los meses siguientes el deterioro en una construcción con muros de tapial, muy vulnerables a los efectos de la lluvia, aunque los esfuerzos por salvar esta casa señorial que en un principio controló el paso del Xúquer y con posterioridad se convirtió en propiedad del Monasterio de la Valldigna han conseguido cambiar esa tendencia destructiva. Las dos prioridades que marcaba el plan director presentado el mismo año del «reventón» meteorológico, la consolidación estructural y la reconstrucción de las cubiertas, están en caminadas gracias a diferentes ayudas de la Conselleria de Cultura y la Diputación de València.

La intervención de urgencia acometida hace justo un año ha permitido afianzar los muros más deteriorados del edificio principal y reconstruyó algunos arcos que habían sido cercenados o amenazaban con desplomarse. La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), propietaria del conjunto ubicado en la finca experimental de Polinyà de Xúquer, acaba de iniciar las obras para rehabilitar la cubierta de la sedera, un edificio adosado a la casa principal que fue construido a finales de siglo XVII o principios del XVIII en pleno auge del cultivo de la seda, y en breve iniciará también las obras de reconstrucción de la cubierta del inmueble central «tal como era la original», expone el arquitecto Ignacio Matoses, que dirige la actuación, ya que, según destaca, existen datos suficientes para conocer que se trataba de una cubierta inclinada. «Primero vamos a peritar estructuralmente el edificio para comprobar si puede soportar esta cubierta plana con bovedillas», explica el técnico, mientras no duda en señalar que esta intervención que se sufragará con una ayuda de 100.000 euros de la Diputación de València «es la que salvará el edificio».

«Una vez tengamos la cubierta cambia todo, ya no se degrada más», incide Matoses, al tiempo que destaca que se trata de dos intervenciones fundamentales para conservar este bien patrimonial.

Las obras para recontruir la cubierta de la antigua sedera ya han comenzado. Aproximadamente un 30 % de la misma está hundida y el proyecto contempla desmontarla para aprovechar los elementos que sea posible y «volverla montar». AVA cuenta con una subvención de 34.000 euros de la Conselleria de Cultura para esta intervención en un edificio anexo que se levantó cuando la Granja de Sinyent era propiedad de la Valldigna.

Los estudios han podido documentar que el monasterio cisterciense arrienda en el año 1697 las tierras de Sinyent y sus instalaciones a tres agricultores y un comerciante para que plantaran «cien docenas de moreras» en los campos de la Granja durante los primeros seis años de contrato. El plan director que se redactado bajo la coordinación de Matoses detalla que si bien el cultivo de la morera se combinaría con el del trigo, es lógico pensar que contarían con un espacio para los gusanos de seda lo suficientemente grande y bien acondicionado cerca del las plantaciones. Los técnicos consideran que en ese momento, principios del siglo XVIII, se debió acometer una gran reforma en todo el complejo para adaptar las instalaciones al nuevo uso sedero «que requiere de grandes espacios diáfanos y bien ventilados» y que, según estiman en base a una reforma posterior, se mantuvo durante casi un siglo. Por todo el edificio se aprecian los huecos abiertos para soportar las estructuras de cañas en que se criaban los gusanos e incluso hay marcas de barro.

Mayor importancia si cabe tendrá la reconstrucción de la cubieta del edificio principal, desaparecida por completo en diversos puntos, en el que se diferencian dos bloques, uno asociado a la casa señorial y una ampliación que corresponde a la etapa en que el inmueble era propiedad de la Valldigna en la que se abrieron arcos y se adaptó al nuevo uso como granja. En esta segunda crujía los técnicos han localizado un espacio cuidadosamente decorado con pinturas y trampantajos que simulan sillería y que los técnicos vinculan a una capilla. «Está documentado que había un espacio para la oración y, de todo el conjunto, es el que se ve más cuidado», explica Matoses.

Las obras previas de consolidación estructural, que finalizaron a principios de año, reconstruyeron un extremo de la tapia que se había desplomado y, justo al otro lado, un arco que amenazaba con venirse abajo. También se ha recuperado en una «operación compleja» el arco que había sido destruido para abrir una puerta de acceso.

Fuentes de AVA agradecieron la sensibilidad tanto de la conselleria como de la diputación para consolidar un edificio singular ya que «reúne unas características que han desaparecido en el patrimonio de la comarca». La propiedad pretende dar a la Granja de Sinyent un uso social y cultural que conviertan este inmueble en un referente. El proyecto contempla habilitar un espacio museístico, otro de uso administrativo y un tercero que se destinará a formación.

Los técnicos que han elaborado el documento de referencia para la restauración de la Granja de Sinyent han reconstruido virtualmente el edificio principal, que se caracteriza por los arcos, la sedera y las cuadras anexas y un pórtico de acceso.

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