El proceso de expansión de la cabra montés por las montañas de la Ribera continúa y también se ha detectado ya en Alzira. Un par de ejemplares aparentemente jóvenes se dejaron ver el lunes a primera hora de la tarde en el entorno de una zona habitada en uno de los estribos de la Serra de les Agulles, las denominadas Valletes de Bru.
Rafa Vayá y su mujer llegaban con el coche a su vivienda cuando, al levantar la vista, observaron una cabra de un tamaño considerable erguida en medio de un camino ubicado junto a la casa. «Sorprende, porque había visto jabalíes, también hay ardillas, pero una cabra tan grande no la había visto en la vida», relata Vayá, que bajó poco a poco del coche, momento en el que se dejó ver un segundo ejemplar que estaba oculto entre la maleza. Trató de tomar algunas imágenes con el teléfono móvil y, al acercarse, los dos animales se alejaron lentamente y se perdieron entre los arbustos. «Eran enormes», relata.
No es habitual encontrar este tipo de en fauna en las montañas de Alzira aunque el ambientólogo Toni Rubio, un buen conocedor de este paraje, advierte de que no resulta tan extraña su presencia si se tiene en cuenta que «estamos cerca de su zona de distribución actual y dentro de su zona de distribución potencial, un espacio que antes ya ocupaba, y que la cabra está en un proceso natural de expansión», destaca.
Rubio dijo no tener constancia de la presencia de cabras en la zona hasta el encuentro casual del lunes, si bien no descarta que algún cazador u otras personas que frecuentan la montaña hayan podido ver con anterioridad, pero no duda en destacar que «es bueno que vayan recuperando su espacio». «Tenemos unas montañas completamente desnaturalizadas. Deberíamos tener gamos, ciervos, cabras.... pero en el bosque mediterráneo hemos perdido herbívoros y ahora son bosques antinaturales. Estamos acostumbrados a ver bosques llenos de árboles como algo natural, pero no es así, en una montaña heterogénea hay claros y eso es bueno porque generan discontinuidad y también favorece la biodiversidad. Los herbívoros cumplen un papel», destaca Rubio, mientras señala que el hecho de que las cabras se hayan visto en les Valletes no implica necesariamente que se hayan asentado allí. «Se ven allí donde hay gente, pero posiblemente vivan en zonas forestales próximas, ya sea en la Casella o en la Vall d’Aigües Vives», comenta.
Se da la circunstancia de que en esta zona donde confluyen les Valles de Bru y las de Gallo ya se había detectado la presencia de ardillas que, poco a poco, especialmente este verano, se han dejado ver con descaro por chalés ubicados mucho más abajo.
Por las calles de Sumacàrcer
La presencia de cabras montesas es habitual en las montañas de Tous o Sumacàrcer y, de hecho, en este último municipio, no sólo se aproximan con frecuencia al núcleo urbano, sino que en ocasiones han recorrido sus calles para sorpresa de los vecinos. También años atrás se detectaron ejemplares que bajaban al colegio de Antella en busca de restos de bocadillos. Su expansión ha continuado hasta el punto que, a principios del año pasado, dos fotógrafos aficionados de Castelló constataron que la cabra montés había superado la barrera que representa la autovía A-7 al documentar la presencia de una colonia de al menos cinco ejemplares en el Castellet, los restos de la antigua fortaleza que dan nombre al municipio. Los incendios registrados años antes en Cortes de Pallás o Millares contribuyeron en un momento dado a desplazar esta fauna salvaje hacia zonas donde tuvieran más facilidad para encontrar sustento, aunque las cabras siguen colonizando nuevos espacios.