Sollana recupera progresivamente la normalidad tras verse azotada, como la práctica totalidad de la comarca, por un temporal de precipitaciones histórico. Aunque sus registros pluviométricos ni siquiera se encuentran entre los más elevados, los 283 litros por metro cuadrados recogidos en la estación meteorológica de El Romaní y su situación geográfica son elementos suficientes para provocar que, a día de ayer, la localidad todavía desaguara agua.

La localidad de la Ribera Baixa, como muchas otras de la comarca, ha vivido más inundaciones de las que cualquiera pudiese soportar. Los episodios repetidos de la década de los ochenta se tradujeron en inversiones para dotar a Sollana de infraestructuras que paliasen, en la medida de lo posible, los efectos dañinos de los temporales y las avenidas.

«Nuestros problemas se han reducido desde entonces», apuntaba ayer el alcalde de Sollana, Vicente Codoñer, que añadió: «Este episodio ha sido igual de fuerte que el de 1983, pero en aquella época no teníamos la autovía, ni todos los pasos de agua, ni un sistema de regulación de compuertas para controlar los caudales. Es una barrera protectora que nos protege».

De hecho, estas infraestructuras han cumplido su función hasta tal punto que todavía ayer retenían parte de las precipitaciones caídas hace cinco días. «El canal todavía esta desaguando, su nivel ha bajado pero todavía hay una cantidad importante de agua», apuntó el alcalde.

Pese a ello, Codoñer apostó por destinar nuevas inversiones para dotar al municipio de una mayor protección. «Tenemos que regular zonas inundables, tapar algunos pasos de agua y alguna cosa más, en base a un estudio que pensamos realizar. A partir de ahí, intentaremos recabar ayuda de las administraciones superiores. Si no lo logramos, tendremos que hacer algo por nuestra cuenta porque es algo prioritario», señaló el alcalde.

El granizo puede desbaratar la cosecha

La lluvia no fue el único problema que se encontraron los vecinos de Sollana durante el temporal de la pasada semana. Las precipitaciones hicieron acto de presencia acompañadas de granizo, lo que puede desbaratar la cosecha de un pueblo con un gran peso agrícola.

El alcalde de la localidad, Vicente Codoñer, subrayó ayer que todavía es pronto para conocer el alcance del granizo, pero las primeras impresiones son completamente desoladoras. «Aún no tenemos todas las valoraciones en nuestras manos, pero allí donde cayera la piedra con una cierta insistencia, la pérdida será, con toda seguridad, del 100 %. Yo ya he podido hablar con más de un agricultor desolado porque ve que difícilmente podrá salvar ni un solo caqui de su campo», lamentó el alcalde. Un golpe más para el sector agrícola, tan afectado en los últimos años.