La grieta radial que el último temporal ha dejado más a la vista que nunca en la cúpula de la iglesia de Nuestra Señora de Sales de Sueca ha obligado a cerrar el templo al culto por seguridad y ha puesto los focos en este elemento singular de un conjunto declarado Bien de Relevancia Local por el riesgo de desprendimientos e incluso, según las primeras valoraciones de los técnicos municipales, de desplome. La situación en cualquier caso no es nueva en una iglesia que ya ha visto caer dos cúpulas en menos de 250 años de historia -la iglesia se acabó de construir en 1772- mientras que, la actual, vendría a ser la cuarta cúpula que corona el templo si se tienen en cuenta las modificaciones realizadas en el año 1919 en el diseño anterior de Joaquín Arnau.

Así lo explicó ayer el arquitecto suecano Luis Cortés Meseguer, autor junto a José Pardo del artículo «Les petjades del ‘Convent’» que, publicado en un libro dedicado por la falla Verge de Sales al convento franciscano, repasa la historia de la construcción.

Los autores del trabajo detallan que, apenas unos años después de acabadas las obras (1772), la cúpula se desplomaba por primera vez. Las fuentes escritas difieren sobre el momento, aunque coinciden en el grave percance, ya que mientras Francisco Vercher Tormo sitúa la caída el día de Todos los Santos de 1785 «a las cinco de la tarde», otros autores señalan que sucedió en el año 1790.

El arquitecto Manuel Sorní proyectó entonces una segunda cúpula que el 10 de abril de 1857 sufría el desprendimiento de parte del tejado y que se «arruinó» el 3 de mayo como consecuencia de las lluvias. Esta cúpula, detallan Cortés y Pardo, se caracterizaba por estar cubierta por planchas de plomo, que precisaron de nuevas reparaciones en 1863 debido a los fuertes vientos, que arrancaron algunas placas, y pocos años después, dado el estado de ruina que presentaba, se procedió a su demolición y a la construcción de una tercera cúpula diseñada por el arquitecto Joaquín Arnau Miramón.

Éste consideraba que el origen del problema era una mala cimentación de los pilares, que reforzó, al tiempo que proyectaba un domo «más ligero y económico», que contaba con un tambor con ocho ventanas, cúpula parabólica y un remate final ornamental. Estaba cubierta con tejas azules vidriadas y doradas, con nervios resaltados y lunas.

El artículo detalla que la cúpula de Arnau también necesitó una restauración por filtraciones de agua, por lo que se tuvo que reconstruir la cubierta íntegramente y se hicieron desaparecer los lucernarios primitivos, en una intervención dirigida por el arquitecto Vicente Rodríguez Martín en 1919, que es la base de la que se conoce actualmente, si bien en la década de 1980 ya se produjo una reparación externa en lado norte y, con posterioridad, en 1995, otras obras de restauración y reparación exterior bajo la dirección del arquitecto local José Luis Serrano.

Un arquitecto ya alertó en 2008 del deterioro

El arquitecto especializado en patrimonio Luis Cortés recordó ayer que ya en el año 2008 alertó de la necesidad de intervenir en la cúpula de la iglesia que acoge a la patrona de Sueca al detectar que la estructura estaba oxidada, por lo que señaló que no sorprende el grado de deterioro que ha podido alcanzar con el paso de los años. Cortés comentó que el origen del problema radica en que se utilizó una estructura metálica «que igual no es la solución más idónea» y admitió que no es habitual que se hayan dado tantos problemas en una cúpula de un edificio.