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Tribuna

La nefasta gestión Hídrica del bipartito

la nefasta gestión Hídrica del bipartito

El pasado jueves 5 de noviembre volvimos a sufrir un episodio de lluvias torrenciales en la zona de la Ribera, muy concentrado en el Valle de la Casella, Murta, La Barraca de Aguas Vivas, etc, por suerte para los alzireños, durante un periodo corto de aproximadamente día y medio.

Vimos como los barrios de Les Basses, Venecia, l’Alquenència sufrieron inundaciones que en algunos casos llegaron a ser considerables; no solo sucedió que el agua corriera por las calles sino sótanos y plantas bajas inundadas con el consiguiente perjuicio económico y el hartazgo de los vecinos que llevan dos veces en un intervalo corto de tiempo. Aún tenemos muy reciente la misma situación sucedida en pasado mes de noviembre de 2018.

El mismo jueves por la tarde la situación en Alzira era la siguiente: hacia las ocho de la tarde había dejado prácticamente de llover y el barranco de La Casella llevaba un caudal muy elevado, una altura considerable. Lo mismo sucedía con el Barranco de Barxeta que viene a desembocar en el Casella aguas abajo del Puente de Xátiva. Por otra parte el Río Júcar había aumentado su caudal pero sin presentar problema alguno y con gran capacidad para absorber lo que pudiera venir tanto el Barranco de La Casella como el resto de barrancos afluentes.

En esos momentos en Canal de Les Basses se encontraba totalmente lleno, el agua estancada y sin posibilidad de evacuar. Las compuertas no se podían abrir ya que tras varias pruebas el agua del barranco de La Casella entraba y seguía llenándolo. Por su parte los barrancos Fosc, Gracia María y el «Camí l’Arena» aportaban gran cantidad de agua que no conseguía llegar al canal, y en sentido contrario a su cauce se dirigía hacia el interior de la ciudad; se podía ver claramente como por la calle Virgen de la Murta, a la altura del campo de fútbol, el agua llevaba una fuerte corriente hacia el centro.

En caso de que las lluvias hubieran sido más prolongadas, situación perfectamente posible en estas fechas del año, las consecuencias hubieran sido catastróficas ya que el agua no tenía otra salida que dirigirse al interior de la ciudad.

En recientes declaraciones de Diego Gómez manifiesta la urgencia de realizar la segunda fase del canal interceptor para solucionar las escorrentías de los barrancos que provocan las inundaciones. Pensamos que esta infraestructura es necesaria, pero no se puede pretender recoger más agua sin saber dónde se va a evacuar. Se debería solucionar primero el problema actual que existe con la primera fase y conseguir que el agua salga al barranco de La Casella con fluidez. Por este motivo insistimos en la redacción de un estudio hidrológico que contemple estas necesidades. Sería fundamental el acondicionamiento del barranco Casella manteniendo íntegramente su trazado en el tramo que comprende desde el Puente de Xátiva hasta el río Júcar, con una longitud de 786 m y cambiando su sección que pasaría de ser de forma trapezoidal a forma rectangular mejorando mucho su capacidad. También se contemplaría la mejora o desvío del río Barxeta con el Casella, conjunto de actuaciones que mejoraría la recogida aguas arriba del Canal de Les Basses y su futura segunda fase. Por cierto, estas ideas no son producto de una ocurrencia para la redacción de este artículo sino fruto de un trabajo de consulta y asesoramiento con diferentes empresas de ingeniería que son las que deben aportar ideas y soluciones al problema.

Desde al Partido Popular llevamos tiempo insistiendo en que la infraestructura ejecutada, fase I del canal, que ya ha costado más de 1 millón de euros, no es la solución a los problemas de las inundaciones (dos veces en dos años), y exigimos en repetidas ocasiones que se estudie una solución definitiva. El gobierno municipal no puede perder más el tiempo proponiendo un día una idea y al otro la contraria así como no realizando las negociaciones necesarias con los organismos oficiales a los que corresponde, conselleria, Confederación Hidrográfica del Júcar, todo ello con el objeto de solventar el enorme impacto social, económico y ambiental que históricamente suponen estos temporales.

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