El alzireño Sergio Gay será el primer invidente que ocupe una plaza de gestor procesal en la administración de Justicia valenciana. Su historia va prácticamente en paralelo a la del también ribereño Héctor Melero, el cullerense que se ha convertido en el primer fiscal ciego de España.

Sergio Gay estudió Derecho en la Universitat de València, carrera que completó hace ahora una década, y amplió sus estudios con un Máster en Abogacía. No obstante, su experiencia laboral no ha estado vinculada a este sector: «Nunca he trabajado como abogado, he realizado prácticas, tanto en la carrera como en el Máster, también estuve en el ayuntamiento becado por la Diputació, pero llevo desde 2011 vendiendo cupones en la ONCE», explicaba ayer a Levante-EMV.

Durante los últimos años ha compaginado este empleo con la preparación de su oposición, consciente de que si quería tener un trabajo relacionado con sus estudios, y por tanto su vocación, debía alejarse del ámbito privado y acercarse al público. «Para una persona ciega total, trabajar en una empresa es muy complicado. A día de hoy, todavía existen muchos prejuicios sociales y dificultades para ver qué podemos aportar. Yo me pongo en el lugar de cualquier empresa y puede llegar a ser comprensible, hasta cierto punto, si piensan que, por ejemplo, vas a estar muy limitado en temas de movilidad, pero deberían ponerse en nuestro lugar porque somos capaces como los que más, yo puedo llegar a cualquier sitio», manifestó, para añadir a continuación: «Así que si no tienes a una persona conocida en un bufete de abogados o la iniciativa y capacidad para montar uno, es muy difícil acceder a un sector que no está todo lo adaptado que debería y que, además, es muy competitivo. Lo mejor era opositar», comentó Gay.

Informática accesible

De ese modo, cuando completó la carrera de Derecho ya intentó ganarse una plaza en la administración pública, aunque no lo logró. Decidió, entonces, completar un Máster. Acto seguido, decidió intentarlo nuevamente. «Preparar la oposición no ha sido especialmente complicado, se trata de una oposición eminentemente teórica y todo el material pude conseguirlo adaptado, así que no me ha supuesto un problema mayor que al resto», comentó.

Se presentó a examen en febrero, poco antes del confinamiento por la pandemia. La situación sanitaria le mantuvo en vilo mucho tiempo, ya que hasta hace relativamente poco no conoció las notas y que, por tanto, se había ganado el derecho de ocupar una plaza en la administración judicial valenciana.

Ahora, la incógnita es saber cuál va a ser su destino y conocer cómo será su entorno de trabajo. «En estos momentos, la ONCE y la administración autonómica analizan el entorno para ver qué programas propios se utilizan en Justicia para comprobar su compatibilidad. Afortunadamente, en la informática se va cada vez más hacia una accesibilidad universal, ya no hacen falta aplicaciones especiales para utilizar un ordenador, como sí pasaba hace unos años», aseguró el alzireño.

Como gestor procesal, una labor administrativa de nivel superior, se encargará de la tramitación de procedimientos, la documentación de embargos, la práctica de comparecencias o realizar tareas de registro, entre otras. Aunque, lo más importante es que haya dado el paso, como hiciera también el cullerense Héctor Melero. «Estamos abriendo un camino para que otros, que vengan detrás, puedan recorrerlo sin problemas. Eso es bonito y gratificante», concluyó.