La Guardia Civil ha detenido al propietario de un supermercado de Antella por instalar una cámara de vídeo en el aseo que utilizaban las dos trabajadoras del establecimiento. El dispositivo se encontraba oculto en un mueble auxiliar y enfocaba al inodoro de forma que no llegaran a aparecer las caras de las víctimas, que también utilizaban la estancia para cambiarse de ropa al iniciar su jornada laboral.

La cámara fue descubierta después de que el propietario del negocio exhibiera como estado de WhatsApp, supuestamente por error, una imagen tomada con el dispositivo que llegaron a contemplar varias personas del municipio y una de las trabajadoras. La denuncia formulada por las empleadas en el cuartel de la Guardia Civil de Càrcer provocó que una unidad de la policía judicial de Xàtiva se desplazara el jueves a Antella y, según detallaron algunas fuentes, descubrieran al acusado cuando se disponía a retirar la cámara para volver a cargar la batería.

Las trabajadoras sospechan que el dispositivo puede estar en funcionamiento en este lugar desde mediados de agosto, cuando desaparareció una puerta del mueble auxiliar del baño y el propietario explicó que la había arrancado de forma accidental, según detallaron fuentes del entorno de las denunciantes. El arrestado, que quedó en libertad con cargos tras prestar declaración, está acusado de un presunto delito contra la libertad sexual y contra la intimidad. Al parecer, recibía las imágenes en su teléfono móvil. La Guardia Civil investiga si el implicado ha podido difundir las imágenes, un extremo que negó al ser interrogado por las fuerzas de seguridad. El cartel con la marca de la franquicia fue retirado el martes del establecimiento.

«No creáis que hay en el WC»

El detenido es un varón de alrededor de 50 años, que se hizo cargo del supermercado hace aproximadamente año y medio. Contrató tiempo atrás la instalación de un sistema de vigilancia de la tienda que le remitía las imágenes al teléfono móvil y, según detallaron las mismas fuentes, al anunciar la presencia de las cámaras a las trabajadoras bromeó indicándoles que no creyeran que también había puesto en el váter. Tal vez el subconsciente le traicionó ya que, poco tiempo después recurrió a esa práctica con una cámara mucho más rudimentaria que dejaba enfocada al inodoro y que le ofrecía imágenes desde el suelo hasta la cintura, aproximadamente.

Las trabajadoras supieron de su existencia cuando, el pasado miércoles por la tarde, de forma casual, detectaron la imagen del aseo en uso en el estado de WhatsApp de su jefe. Al parecer, una de ellas llegó a realizar una captura antes de que el titular del teléfono la retirara y todo apunta a que éste ni siquiera llegó a comprobar quién había visto la imagen. Las afectadas formalizaron esa misma noche la denuncia aunque, siguiendo las indicaciones de las fuerzas de seguridad, la jornada laboral del jueves comenzó con normalidad para evitar que el acusado pudiera destruir pruebas.

Varias veces se ofreció a una trabajadora a cubrir su puesto si tenía necesidad de ir al baño, según relatan desde su entorno. Incluso le ofreció acabar antes la jornada matinal y cuando llegó la Guardia Civil lo encontraron retirando la cámara para ponerla a cargar.