El ayuntamiento y la Junta Local Fallera proponen y, al final, son los vándalos los que imponen. Cullera inauguró hace apenas unos días una singular decoración navideña que ha permitido compensar a los artistas falleros de la localidad una pequeña parte las pérdidas sufridas por el parón económico impuesto por la pandemia, pero los gamberros ya han dejado huellas de su invivismo en uno de los montajes instalados en puntos estratégicos de la ciudad, que apareció 24 horas después de inaugurarse roto y esparcido por el suelo.

Los primeros desperfectos sufridos por las estructuras diseñadas por los artesanos falleros se registraron en la decoración ubicada en la plaza Andrés Piles, que amaneció desparramada por diferentes puntos de la zona ajardinada. Frente a ese salvajismo tan improductivo como desalentador, los colectivos falleros de la ciudad han querido mostrar su solidaridad con los artistas falleros y con la Concejalía de Fiestas por el daño causado en la decoración navideña. Todas las comisiones han condenado los hechos

La iniciativa surgió de la concejalía de Fiestas con la finalidad de alegrar las fiestas navideñas que este año, por motivos de salud pública, van a ser inevitablemente diferentes, al tiempo que prestaba una pequeña ayuda a un sector que se ha visto muy afectado por la suspensión de las fallas.

Otros colectivos locales también han mostrado su «condena pública» a los actos vandálicos, que empañan una iniciativa que había despertado una gran simpatía dentro y fuera de Cullera al tiempo que lograba una abundante repercusión mediática.