Los vecinos de Cullera se quedarán esta Nochebuena sin una de las actuaciones más esperadas del año: el concierto satírico que organiza la Murga El Burro para sacarle punta a la actualidad local en clave de humor ha sido suspendido. La ciudad se perderá una de las estampas que marcan desde siempre la Navidad. Justo cuando más falta hacía una buena dosis de sorna para sobrellevar con mejor disposición todas las apreturas impuestas por la pandemia, las voces del colectivo más guasón de Cullera también se han apagado.

La justificación empleada por los impulsores del espectáculo está a la altura de su reputación irónica: «La muy laureada Murga El Burro de Cullera, que este año tenía previsto participar en el certamen de murgas que se realizaba en la ciudad de Wujan, en China, no han podido participar en dicho certamen con lo cual han decidido al mismo tiempo y de forma paralela suspender también la actuación que tenían prevista realizar en la sala multiusos del mercado municipal de Cullera durante la tarde de la Nochebuena», como viene siendo habitual desde que, hace más de un lustro, se trasladó allí el espectáculo para dar cabida a la creciente demanda de espectadores.

Las estrictas medidas sanitarias que debían adoptarse para ofrecer su actuación en el complejo cultural del antiguo mercado han acabado por precipitar la suspensión del acto. La decisión se adoptó en una reunión extraordinaria de la murga al entenderse que aplicar las restriciones de aforo marcadas por las autoridades obligaría a muchos ciudadanos a quedarse fuera del recinto.

El propio colectivo se había planteado la posibilidad de difundir el concierto por streaming o realizarlo al aire libre pero al final se descartaron también ambas opciones ya que el local de ensayos de la murga no es de grandes dimensiones y no se podría preparar el concierto garantizando las medidas sanitarias y de seguridad establecidas tanto por el Ministerio de Sanidad como por la Generalitat Valenciana.

Los seguidores de la divertida Murga El Burro de Cullera tendrán que esperar a la próxima Nochebuena de 2021 siempre, con el beneplácido del coronavirus, para poder seguir sus sarcásticas canciones, cuyas letras diseccionan la vida pública y la política local sin importar que uno de los invitados sea el propio alcalde.